7 jul 2011

“En esta elección se pondrá en juego el proceso de transformación del Gobierno Horacio González

El director de la Biblioteca Nacional analizó el modelo kirchnerista 
 El director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, es uno de los intelectuales kirchneristas más activos. Las críticas a los medios de comunicación que se formulan desde Carta Abierta y el Observatorio de Medios, de los cuales forma parte, hicieron que la palabra de este sociólogo y ensayista trascendiera los círculos académicos. El intelectual dialogó con Diagonales y afirmó que "en estas elecciones se pone en juego el proceso de transformación del Gobierno".
–¿Qué pone en juego el kirchnerismo en estas elecciones?
–Esto se ha dicho de muchas maneras lo que quiere decir que hay una discusión profunda sobre los componentes de este programa de transformación en la Argentina. La Presidenta lo ha dicho en sus discursos pero, al mismo tiempo, no dice siempre lo mismo. En cada exposición de la Presidenta se tocan distintos puntos de lo que aún debe ser un programa a ser formulado. Los programas de transformación contienen lo que ya ha sido hecho y un conjunto de enunciados que van a tener que explicitarse en la campaña electoral de una manera más precisa.
–¿Cuáles serían los contenidos?
–Ocupa todas las áreas temáticas porque los movimientos populares argentinos, en sus diversas denominaciones, rostros y facetas, han luchado ya sea en términos de la distribución de la riqueza por un lado o la democratización de las instituciones representativas de la Argentina pertenecientes al ámbito político y especialmente sindical. Son líneas de un programa a ser enunciado con mayor precisión. Después, los perfiles económicos del país en los últimos tiempos han hecho una especial acentuación del desarrollo tecnológico e industrial de la Argentina a partir de la sustitución de importaciones. Todo esto forma parte de viejas aspiraciones de los movimientos populares que, en su momento, lo ha sostenido el desarrollismo o el peronismo y hasta el propio Alfonsín. Esto tiene que ser motivo de mayores precisiones en el futuro inmediato. El desarrollo tecnológico no puede tener un sujeto de la historia que no sea el pueblo argentino con sus consignas democratizadoras y que tiene que desarrollarse en paralelo al desarrollo tecnológico e industrial. Cuando digo un sujeto histórico digo los trabajadores argentinos en un nivel de remuneración, de participación y de conciencia colectiva que, se podría decir, no es competencia del Gobierno crearlo, pero no, el Gobierno tiene que saber que los sindicatos y las instituciones específicas de los trabajadores deben desarrollar la conciencia colectiva en simultáneo con el desarrolló tecnológico y científico. Digo esto no por querer ser redundante o excesivamente celoso sino porque tienen que ser los temas del próximo período que nos toque porque efectivamente el país es un conjunto integral de cuestiones económicas, morales, cívicas, representativas, ciudadanas y sindicales. Todo lo que ha avanzado la Argentina, que es mucho, merece que el próximo período tenga una articulación mayor de todas estas esferas políticas, sociales, económicas y educacionales.

–¿Qué se necesita para esto?
–Para todo esto es necesario un sostén político que necesariamente ha de ser creado sobre la base de lo existente, sin duda, pero también sobre la base de la crítica de lo existente. Este espacio a ser creado, que debe tener características frentistas, tiene que beber de la experiencia popular argentina que es muy antigua también. La experiencia popular fue la de la construcción de grandes frentes sociales de transformación con los nombres que se le hayan puesto. Y en ese sentido, los partidos tradicionales argentinos deben ser puestos a disposición de las fuerzas frentistas. Poner a disposición quiere decir que es necesario un debate, sobre todo en el Partido Justicialista que debe ser abarcado por un debate de nuevas características y no de un debate salvaje. Los nuevos temas tienen que ser temas que figuran en agendas de otros partidos o agrupaciones políticas. Por ejemplo, el tipo de economía agropecuaria que tenga la Argentina para romper el monopolio sojero debería estar sometido a expresiones de críticas. El pueblo argentino tiene sabidurías respecto de tiempos y debates cuya intensidad gradúa el momento histórico que vivimos porque es un momento de asechanzas. Algunas de estas transformaciones son muy tímidas pero son también resistidas de modo que hoy no es un momento de establecimiento de una fuerza política sin obstáculos. Los obstáculos existieron, existen y seguirán existiendo.

–En el 2001 el reclamo de la gente era 'que se vayan todos'. ¿El kirchnerismo es la respuesta a ese que se vayan todos?
–De algún modo es la respuesta porque el kirchnerismo se forjó de una manera inesperada en una brecha que abrió la historia y, en ese sentido la historia que leyó el kirchenrismo y en especial Kirchner, que fue un hombre de una sensibilidad política muy aguzada, es que una sociedad no puede tener un régimen sin representación y sólo guiado por una institución asamblearia, pero no rechazó esta institución asamblearia sino que la vio como un síntoma profundo de crear nuevas formas representativas. De modo que lo que hay que destacar es que el kirchnerismo no es el rechazo a las asambleas sino que es una relectura de una calidad no sé si superior pero, de alguna manera, muy sensible respecto del momento asambleario que fue un gran momento del pueblo argentino. No podemos negar ese momento en donde todos participamos sin saber adónde iba a terminar. No se puede negar a la gente en las calles discutiendo debajo de los árboles en las plazas, en una comunión particular, con una característica y una fuerte representación de la izquierda. Este es otro tema de la Argentina de hoy. La izquierda podrá ser minoritaria por muchas razones, pero plantea temas que no pueden estar ausentes del debate. Podemos no ser de izquierda, tener pigmentos o condescendencia porque todos tenemos formaciones políticas complejas y podemos no levantar las banderas clásicas de la izquierda, pero el que en este entienda proceso de transformación y no sepa leer lo que las izquierdas dicen, tampoco tendrá la sensibilidad para que la transformación sea posible.

–¿El frentismo de este Gobierno es una cualidad?
–El frentismo de sectores políticos es una cualidad y también el de temas. Lo digo con sinceridad y con la estigma que le tengo a este proyecto, en estos cuatro años hay que ampliar los temas de discusión y este diálogo se tiene que dar con la Presidenta.

–Y del lado de enfrente hay una oposición que no puede generar un candidato fuerte…
–Han generado un candidato. Lo que sorprende es el paso que dio Alfonsín desmereciendo la propia historia del radicalismo que es compleja como la del peronismo o la izquierda. La alianza con Francisco De Narváez es un paso que le va a costar al radicalismo. Podrá tener cierta eficacia electoral inmediata, pero carcome sus propios símbolos.

–¿Perjudica a la política en general?
–Perjudica al militante radical. Y sin dudas perjudica a la política porque el militante radical es parte de esta democracia. El período alfonsinista fue un período en el que aprendimos muchas cosas. Lo que pasa con De Narváez es que es un invento sin raíces sociales, es una entidad publicitaria, una agencia de marketing. No está en condiciones de representar al pueblo argentino aunque, lamentablemente, tenga en el conurbano una expresión electoral importante. Es un paso muy irreversible el que ha dado Alfonsín. Él actúa siempre en nombre de su padre, pero en este caso da la impresión que no dio un paso que su padre hubiera aprobado.

–La sucesión de Cristina en 2015, teniendo en cuenta la continuidad del proyecto, ¿cómo debería ser?
–Es un momento de gran reflexión interna para el kirchnerismo. Se inaugura ese espacio de reflexión que tiene que tener los aspectos de un debate democrático interno muy fuerte. No puede haber una alquimia que genere sucesiones que no están previstas en los ciclos reales de la política argentina. Esto puede ocurrir o no en relación a crear nuevas instituciones, pero yo preferiría pensar que esto es un debate interno entre todas las fuerzas que apoyan y que exige la configuración de un abanico frentista más ensamblado y de una sensibilidad de la Presidenta adecuada al tema, que ella tiene y mucha. Exige la delicadeza de presentar este debate como un gran debate de la sociedad argentina.

–Había quienes dudaban de la postulación de Cristina…
–Yo personalmente no dudé porque y ella lo dijo claramente cuando aseguró que lo sabía desde el 28 de octubre. Algo le ha marcado que es una obligación de características morales que configura una suerte de responsabilidad ante un destino colectivo, no podía no hacerlo. Se va a convertir en una figura de gran importancia en la Argentina. Ella lo sabe y esa importancia tiene que reflejarse en la importancia del debate que, a partir de ahora, se va a dar de cara a lo que va a pasar dentro de cuatro años.

–Es una mujer que ha demostrado no tener miedos…
–Sí, porque está en una situación única en la Argentina y que muy pocas veces se dio respecto a un gobernante y a todas las fuerzas simbólicas que la invisten y, al mismo tiempo, la lucidez que ha tenido al tomar las decisiones que ha tomado.