28 jun 2010

A un año de las legislativas, el Gobierno rehízo su poder´ Por Martín de Vedia y Mitre


La oposición no logra hacer pie, mientras que el oficialismo se prepara para 2011

Con un abanico de medidas progresistas, el Gobierno retomó la iniciativa política a un año de la derrota en tierra bonaerense. Así, de la debacle anunciada se pasó a una recuperación de la imagen de cara a las presidenciales.
Cuando la madrugada del 28 de junio Néstor Kirchner golpeó con puños y patadas las paredes del piso 19 del Hotel Inter•Continental seguramente no imaginó que un año más tarde su imagen positiva estaría en franca recuperación. Entre una foto y otra hay una nueva ley de medios, la asignación universal por hijo y el respaldo unánime de los mandatarios de la región, que lo ungieron como secretario general de la Unasur –“el primer presidente de Sudamérica”, como resaltó el boliviano Evo Morales–.
Aquella noche de llovizna, mientras cientos de militantes querían entrar al búnker para respaldar al Gobierno nacional, unos pocos decidían a dedo quién ingresaba y quién no. Con la resaca de ese clima de nerviosismo, las primeras horas del 29 de junio encontraron a Néstor Kirchner y Cristina Fernández encerrados en la Quinta de Olivos, donde se decidió la renuncia del “Pingüino” a la presidencia del Partido Justicialista y una conferencia de prensa de la jefa de Estado.

De esta manera, en la Casa Rosada, Cristina Fernández reconoció la derrota electoral bonaerense, “por 2 puntos”, pero remarcó: “La provincia de Buenos Aires es muy importante, pero las elecciones fueron nacionales. Los votos que apoyaron listas oficialistas en catorce provincias donde se triunfó fueron 5.987.961, lo cual representa el 31,03% del total de sufragios emitidos. Las cifras –agregó– parecerían indicar que hay una suerte de tripartidismo que se acerca a los modelos europeos con una derecha, una socialdemocracia y otros proyectos de mayor profundización”.

Medios. La lectura del Gobierno nacional fue muy mal recibida cuando se apagaron los micrófonos. La ley de medios estaba lista para ser presentada el miércoles siguiente a las elecciones, pero los planes quedaron postergados, parecía entonces en forma indefinible. “No sé cuándo pero la vamos a presentar sí o sí”, replicó aquel día el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, a Buenos Aires Económico. Y así fue: dos meses después, el 27 de agosto, Día de la Radiofonía, Cristina presentaba el proyecto de ley de servicios de comunicación audiovisual, que tras más de un mes y medio de debate y doscientas modificaciones –que se sumaron a las que se ya se habían hecho desde que se había impulsado el anteproyecto– se convirtió en ley.

Fue el principio de la recuperación de la iniciativa política por parte del Gobierno nacional, porque para impulsarla se valió de los diputados de centroizquierda. El día después del traspié electoral, la Presidenta había dicho que lo que había pasado en ciertos distritos hacía pensar en un electorado contradictorio, que por un lado pedía moderar los cambios y por el otro profundizarlos. “No puedo dejar de reconocer la excelente elección que hizo (Fernando) Pino Solanas. Es importante como surgimiento en la Capital Federal, donde parecía que se había acentuado una marcada tendencia ideológica hacia la derecha de su electorado”. Así fue que el bloque al que adscribía el cineasta, entonces diputado electo, votó a favor de la ley de medios, que obtuvo 147 adhesiones en la Cámara baja y 44 en el Senado.

Pese al consenso alcanzado en el Congreso, horas antes de Navidad, una lluvia de medidas cautelares se alzaron contra la ley de medios: la primera fue la de un juez porteño renunciado que antes de dejar el cargo quiso ser conocido, además de por haber prohibido la película La última tentación de Cristo en los ’90, por ser quien le puso freno a “los K”, como se decía en esos días, y en la misma línea siguió la decisión de una magistrada mendocina del riñón del grupo mediático Vila-Manzano, y otros jueces de Salta y San Juan. Las notificaciones llegaron después de la feria judicial de febrero, momento en que quedó suspendida la aplicación de la ley hasta la semana pasada a partir de fallos favorables de la Corte Suprema y la Cámara Federal de Salta. Entre medio, el Gobierno lanzó la televisión digital universal y avanzó en políticas tendientes a la desmonopolización del mercado audiovisual y la igualdad de condiciones en el gráfico.

Inclusión. Unos días después de aprobada la ley de medios, el 29 de octubre, la Presidenta anunciaba la implementación de la asignación universal por hijo. El plan se fundamentó en los principios básicos del Frente Nacional contra la Pobreza –impulsado en 2001 por la Central de Trabajadores de la Argentina– y en los primeros ocho meses de aplicación, según la ANSES, redujo entre 50 y 70% el índice de indigencia, y aumentó entre 20 y 25% la matriculación de alumnos en las escuelas.

Su implementación fue posible gracias a la nacionalización de los fondos de las AFJP, a fines de 2008, otra decisión en la que el oficialismo se apoyó en los bloques legislativos aliados y de centroizquierda. De acuerdo con cifras gubernamentales, fueron beneficiados con la decisión más de 3.400.000 menores de 18 años o discapacitados y ahora, según la ANSES, “el 91% de los chicos argentinos reciben cobertura del Estado”.

En contraposición, el senador radical Ernesto Sanz consideró hace un mes que “desde el momento en que se implementó el Programa de Asignación Universal por Hijo los datos marcan que lo que se venía gastando en juego y en droga ha tenido un crecimiento”. Y en respuesta, el ministro de Educación, Alberto Sileoni, dijo: “La asignación universal por hijo es una medida extraordinaria que está reduciendo los índices de deserción escolar”.

Política. La renuncia indeclinable del 29 de junio de 2009 al PJ se revirtió inmediatamente después de la recuperación de la iniciativa política lograda con estas dos victorias, que no pudieron ser aplacadas con el recambio legislativo del 10 de diciembre. De esta manera, un operativo clamor bonaerense buscó reubicar a Kirchner al frente del peronismo, hecho que sucedió meses después, el 10 de marzo.

Entonces, “el Pingüino” buscó hacer equilibrio entre el PJ y sus aliados de centroizquierda, hecho que lo llevó a encabezar el 11 de marzo un acto con los movimientos sociales en el estadio porteño de Ferro.

En ese mismo equilibrio se manejó desde entonces hasta estos días, en los que consiguió el acercamiento de sectores políticos que había perdido, de izquierda –donde movimientos sociales que se alejaron tuvieron desprendimientos de grupos que cuestionaron su antikirchnerismo– al centro, espacio al que regresaron operadores subterráneos.

Lejos parecen los días en los que, en el marco de las convocatorias que Cristina hizo a la Casa Rosada, algún gobernador aliado dijo off the record que el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, era “peronista”. Del mismo modo, el Gobierno nacional logró reconstruir puentes con mandatarios radicales, como el correntino Ricardo Colombi, y con dirigentes partidarios como Martín Farizano y el Consejo Federal de Legisladores Comunales, que a mediados de julio hará un acto en Ezeiza.

La recuperación política del Gobierno nacional se vio traducida en los actos que Néstor Kirchner encabezó en el interior de la provincia de Buenos Aires –el último en Lobos–, impensables desde el conflicto con las patronales rurales, y en lo que marcan las encuestas: la Casa Rosada encargó una campaña política en ciudades bonaerenses como Mar del Plata y Bahía Blanca y luego realizó mediciones en las que el ex presidente habría recuperado más de 10 puntos de imagen positiva en los últimos dos meses.

En el pensamiento más profundo del Gobierno nacional se muestran tranquilos de que son ellos los únicos que pueden garantizar una intención de voto superior al 35 por ciento. Y confían en que lo sucedido en el Bicentenario pueda romper la tendencia sobre la imagen negativa. De esta manera, con encuestas nacionales que revelan una recuperación desde principios de año de entre 7 y 9% de imagen positiva, se entusiasman con que la recuperación económica se traduzca en votos en octubre de 2011.

Una reforma política de inminente reglamentación –que obliga a internas abiertas, obligatorias y simultáneas, y a partidos políticos más sólidos– podría completar la novedad de que por primera vez un gobierno nacional se reconcilie con la sociedad tras un traspié electoral de mitad de mandato.
http://www.elargentino.com/nota-96552-seccion-112-A-un-ano-de-las-legislativas-el-Gobierno-rehizo-su-poder.html