21 sept 2009

El fin de un ciclo perverso Por Roberto Feletti - Secretario de Política Económica.

La crisis internacional de 2008 resucitó en el imaginario argentino, sobre todo en el de aquellos que toman decisiones de inversión en el sector privado, una concepción largamente conocida: se acababa el ciclo de crecimiento y era hora de convertir los excedentes acumulados en dólares para sacarlos del país o del sistema económico. Esto fue lo que ocurrió en 1975, 1981-1982, 1989-1990, 1995, 2001-2002. El “Rodrigazo”, la crisis de la deuda, la “Híper”, el “Tequila” y el fin de la Convertibilidad podría afirmarse que tuvieron fecha cierta para permitir la generación de un doble movimiento: realizar las ganancias en dólares acumuladas en los años previos y sacarlas del circuito económico local. Este comportamiento, reproducido a lo largo de tres décadas en forma cada vez más sofisticada y sistemática por los grandes grupos económicos y subordinadamente por casi toda la población con capacidad de ahorro, dio como resultado la bimonetización de hecho de la economía argentina. El peso es una moneda que se demanda para transacciones pero nunca como reserva de valor. El menor atisbo de crisis transforma los ahorros en dólares y los atesora.
........El proceso político iniciado en 2003 resolvió dos factores clave que provocaban el déficit crónico de las cuentas fiscales: el peso de los servicios de la deuda pública y el desbalance del sistema previsional causado por la reforma de 1994. La reducción de los servicios de la deuda –cuantitativamente y como porcentaje del PBI– a partir de la reestructuración y la existencia de ingresos fiscales en moneda dura a través de los Derechos de Exportación permitieron sostener una ecuación fiscal superavitaria y simultáneamente expandir el gasto social y la inversión pública, sin recurrir a nuevos compromisos para el Estado. A esto se le sumó la resolución de lo que explicaba el 70 por ciento del déficit corriente, que era un sistema previsional en el que el Estado comprometía el pago de haberes y las AFJP recibían los aportes.
Se ha quebrado esa suerte de maleficio que auguraba un crac cada lustro pero, en realidad, lo que se ha roto definitivamente es un modo de hacer política económica en el cual la maximización de la ganancia dependía de una crisis que deterioraba el nivel de vida de la población y devaluaba los activos reales en detrimento de los activos financieros.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/17-4028-2009-09-20.html