20 jul 2010

El zoológico perdió más de 100 especies en 20 años de concesión Por Claudio Mardones

Una de las privatizaciones del menemismo que jamás fue revisada


Sin embargo, el gobierno porteño presentó en la Legislatura un proyecto para ceder su explotación por 20 años más, ignorando un lapidario informe de la Auditoría General de la Ciudad que habla de “degradación y destrucción”.   El tradicional Zoológico de Buenos Aires volverá a la rueda de negocios internacionales con la próxima concesión de su explotación por otros 20 años. La propuesta forma parte de un proyecto de ley presentado por el jefe de gobierno Mauricio Macri a la Legislatura porteña y fue considerada como “única” por el propio mandatario. No es para menos: se trata de un monumento histórico nacional protegido por ley, cuya entrega debe ser analizada por los legisladores. El vicio del proyecto es que en ningún momento hace mención a un informe de la Auditoría General de la Ciudad de Buenos Aires que denuncia que entre 1990 y 2008 se perdieron 31 especies de mamíferos y 72 especies de aves, que representan el 23% y el 55%, respectivamente, de las colecciones del zoo. El documento es uno de los pocos controles que ha realizado el estado porteño sobre el conjunto de obras que componen el viejo jardín que creó Domingo Faustino Sarmiento el 11 de noviembre de 1875, cuando las antiguas jaulas de la casona de San Benito de Palermo, propiedad del ex gobernador de Buenos Aires don Juan Manuel de Rosas, se transformaron en una versión mucho más grande y sofisticada de lo que queda en la actualidad.
El predio está ubicado en un lugar privilegiado de Palermo y su explotación es una de las viejas herencias del menemismo que nunca fueron revisadas. A partir del 1 de febrero de 1991, pasó a manos de JZBA S.A., la empresa concesionaria que luego se integró a la división Zoo de Buenos Aires de la Corporación Interamericana de Entretenimiento, el pulpo mediático más grande de México. De acuerdo al informe, la concesión vencerá el 31 de enero de 2011, y a pesar de las recomendaciones de la auditoría nadie revisó la situación antes de mandar el nuevo pedido de concesión a la Legislatura. En realidad, se trata del primero. El anterior fue votado cuando todavía funcionaba el Concejo Deliberante. En aquellos años, no se trató de una licitación, sino una verdadera “privatización”. “Se sustanciaron causas judiciales, una denuncia penal contra el intendente que se tramitó ante el Juzgado Nacional de Instrucción Nº 29 y una acción de amparo. Asociaciones vecinales y de amigos organizaron abrazos al Jardín Botánico y al zoológico, hubo opiniones del Centro de Arquitectos Paisajistas, y hasta a la Comisión de Asuntos Municipales del Congreso de la Nación concurrieron funcionarios a brindar explicaciones por el proceso de privatización”, recuerda el informe, pero nada de eso impidió que el 7 de noviembre de 1990, el intendente Carlos Grosso firmara el decreto 5.584/90 y adjudicara la concesión a “Zoo-Botánico 2000 S.A.”. La disposición dejó afuera al Jardín Botánico gracias a la movilización de los vecinos.
El relevamiento de los auditores indica que la totalidad de los 20 edificios que componen este paseo único se encuentran en estado de “degradación y destrucción”. “El patrimonio cultural, edificios, obras de arte y fuentes, presentaban serios problemas de mantenimiento y de conservación, no hay seguros sobre la colección faunística y tampoco se explica por qué la Dirección General de Registro de Obras y Catastro emitió informes confirmando el cumplimiento de la concesionaria cuando, en 2002, el 100% de los bienes evidenciaba la urgencia de una severa intervención.” Un lustro después, “existen bienes en estado ruinoso que por sus características atentan contra la seguridad de las personas, animales y cosas”, advierte el informe, y agrega que “al estado ruinoso que presentan algunos de los edificios históricos señalados, debe sumarse un recinto sito a espaldas del denominado Puesto 3–Acceso República de la India 3000, que se encuentra en estado de colapso estructural y que, si bien está apuntalado, continúa en uso como depósito y sin advertencias de ningún tipo para el personal y proveedores que frente a él transitan”.
Para los urbanistas consultados por los auditores, el Jardín Zoológico es un paseo único “que presenta a las distintas especies animales rodeadas de los estilos arquitectónicos de sus lugares de origen, conteniendo lagos, jardines y esculturas de alto valor patrimonial, y la Biblioteca Domingo Faustino Sarmiento”. De esa biblioteca queda poco y nada. Fue creada en 1888 por el primer director del zoo, el naturalista Eduardo Ladislado Holmberg. En la actualidad, hay en ese lugar oficinas administrativas. Poco queda de lo que había el 1 de septiembre de 1946, día de su apertura, cuando tenía 12 mil ejemplares “de alto valor histórico y científico”. El análisis revela que “el desmantelamiento de la biblioteca comenzó en 1984, con distintos traslados escasamente documentados”.
En el predio ubicado entre las calles Sarmiento, Las Heras y República de la India, hay 35 esculturas de autores argentinos y europeos, además de once fuentes, seis puentes y cuatro lagos que, según los auditores, corren riesgo por la falta de cuidados.
Pero la población más afectada fue la animal. Los analistas compararon los inventarios de 1990 con los de fines de 2007, y concluyeron que “se perdieron para la colección del zoológico 31 especies de mamíferos y 72 especies de aves, que representan el 23% y el 55%, respectivamente, del total de cada grupo. De 22 especies de animales que tenían un solo ejemplar en el año 1990, en 14 casos no se conserva la especie y en tres, continúa habiendo un ejemplar.”  Agrega el informe: “El 25% de los animales que figuran como bajas no estaban registradas en el libro de necropsias.”
La lista de incumplimientos es un inventario de todo lo que se perdió en casi dos décadas de concesión. Al respecto, el gobierno porteño contestó que habrá cambios en el área de concesiones que depende del Ministerio de Desarrollo Económico. Sin embargo, ni la empresa ni la ciudad se refirieron al documento que demuestra cómo se puede descuidar uno de los patrimonios más importantes de la ciudad en absoluto silencio. <
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