La crisis financiera mundial, aunque con diferente alcance y grado, afectó a las economías reales, y en definitiva a las personas de carne y hueso. Las inversiones financieras de los sistemas de seguridad social, en muchos países se han visto afectadas por la caída de los mercados y por la rentabilidad negativa de esas inversiones, también el aumento del desempleo ha reducido los ingresos por concepto de cotizaciones, mientras que el gasto en prestaciones ha aumentado.
No obstante, en otros países, entre ellos la República Argentina, los programas de los sistemas de seguridad social apoyados en la organización y fortaleza económica-financiera, han atenuado el impacto de caídas de actividad económica, evitando problemas en el mercado de trabajo o de crisis sociales.
La Asociación Internacional de Seguridad Social reconoce “que los programas de seguridad social se encuentran ante desafíos excepcionales que impone la crisis financiera mundial. En primer lugar, la crisis ha afectado seriamente los fondos de la seguridad social, lo cual podría socavar la viabilidad financiera de los regímenes de capitalización”, y afirma que “ahora que la crisis financiera se ha convertido en crisis económica, las consecuencias para la seguridad social son que habrá menores ingresos (debido al menor número de cotizantes) y mayores gastos (debido a la mayor cantidad de beneficiarios). Recientes publicaciones de esa asociación internacional observan que muchos países que habían reducido progresivamente sus regímenes de reparto hoy están considerando como significativa fuente de financiamiento a los impuestos. Además de las cotizaciones al trabajo, simultáneamente se crean y amplían fondos de reserva para garantizar la sostenibilidad a largo plazo de sus regímenes y disponer de una salvaguarda para períodos de dificultad. Argentina es uno de esos países que, aunque todavía de manera no integral, en los últimos años viene avanzando en esa dirección.
Al respecto, el mismo organismo nos indica: “Los fondos de inversión en la seguridad social están aumentando considerablemente. El entorno en el cual se invierten presenta muchas oportunidades y, al mismo tiempo, un contexto complicado dominado por instrumentos financieros complejos y crisis en los mercados financieros. Para las instituciones de seguridad social, se trata de un entorno hostil en el que los riesgos dificultan la inversión de los fondos de seguridad social, por ello deben permanecer alertas y minimizar los riesgos adoptando estructuras públicas sólidas y garantizar que las fuentes de ingresos resulten en los regímenes de seguridad social sostenibles desde un punto de vista financiero”.
Ahora bien, no omitamos de recordar algunas verdades en la existencia de los sistemas de seguridad social. Estos sistemas son dependientes de la vulnerabilidad que sus recursos tienen respecto de: los cambios estructurales de la economía y su dinámica, de los niveles reales de ingreso de los cotizantes y beneficiarios, de las expectativas de vida de esa población, de la calidad y costo de las prestaciones.
Pero también de otros factores exógenos, que son los riesgos operacionales, los riesgos de liquidez, los riesgos de endeudamiento, los riesgos en la inversión de los fondos, también los riesgos de catástrofes y desastres y los riesgos de los cambios políticos.
Una encuesta reciente sobre los efectos de la crisis en los fondos de la seguridad social reveló que muchos obtuvieron una rentabilidad negativa en sus inversiones. Éste ha sido el caso particular de los países industrializados. Para algunos países las pérdidas sufridas representan hasta cinco años de ingresos por concepto de inversiones o aproximadamente el 25% del valor de los activos netos de los fondos.
No es el caso de la Argentina, donde la estrategia de inversiones de la ANSES estuvo asignada a títulos y valores nacionales (títulos públicos, acciones de empresas, tenencias de plazos fijos, obligaciones negociables, fondos comunes de inversión, fideicomisos, cédulas hipotecarias y créditos otorgados al sector productivo) destinados al desarrollo de la actividad económica, al mercado interno, y como fondo anticíclico, es decir, inversiones sociales y económicas, sostenidas permanentemente en un adecuado equilibrio entre la rentabilidad y la seguridad en el destino de esas inversiones, con total transparencia de información.
*Ex profesor de Seguridad Social en la Universidad de Córdoba
http://www.elargentino.com/nota-83577-Reflexiones-sobre-la-seguridad-social-actual.html