28 nov 2009

El debate sobre las ganancias Por Juan José Primosich

“La desigualdad más que la pobreza misma es un caldo de cultivo de la insatisfacción social, conflicto y violencia. Es así que la construcción de la equidad es el desafío principal de las políticas de desarrollo económico y social.” (Ferrer, 2007.)

¿Qué relación tienen la reunión del G-20 en Pittsburgh, el conflicto gremial en Kraft y las manifestaciones de Hugo Biolcati acerca de que “su enemigo es el Gobierno”? Son expresiones de un capitalismo cuestionado ante la caída de la tasa de ganancia.

En el encuentro del G-20 en Pittsburgh, aun cuando los discursos presuponen una expectativa de cambio, la realidad muestra la fuerte resistencia del lobby financiero –propietario a su vez de un vasto entramado industrial– a los cambios requeridos: una modificación de la lógica de un capitalismo subordinado a la especulación financiera.

La comisión interna y el cuerpo de delegados de la planta de General Pacheco de la empresa Kraft se vieron envueltos en un intenso conflicto ante el intento de la patronal de reducir los costos laborales –para aumentar su tasa de ganancias– que implicaba una reorganización de la producción y que hubiera implicado el despido de 750 trabajadores, el cierre del jardín maternal y el comedor. Esto sucede aun cuando la empresa obtuvo $470 millones de ganancias en el primer semestre del año.

Las razones de Biolcati son conocidas. El dictado de la resolución 125, que dispuso un nuevo esquema de retenciones a las exportaciones agropecuarias, con la consiguiente reducción de las abultadas ganancias que obtenían los grandes productores agropecuarios –pero que los pequeños no recibían y cuya situación económica con la resolución en pie hubiera mejorado–, y que se debían, entre otras razones, a la especulación en los principales mercados de futuros de granos.

Luego de años de fuertes ganancias empresariales y de un proceso de concentración económica en las áreas más rentables de las economías nacionales –proceso detenido por el estallido de la crisis– y ante una relativa estabilización del sistema bancario internacional, pero dentro de un sistema todavía inmerso en un período de retracción de la demanda privada, un problema que aún no se ha resuelto por la actual organización capitalista es el de la caída de la tasa de ganancia, que se arrastra desde la crisis del petróleo del 1973. En todo este período, dicha caída no ha hecho más que espolear el trasvase del capital desde el sector productivo hacia la especulación financiera, creando nuevas reglas en ese sentido. Hacia fines de los ’80, se imponía un importante cambio: la implementación del concepto “creación de valor para los accionistas”. Surgido del mundo de las finanzas –de los departamentos de fusión y adquisición– y dirigido a establecer el cálculo del beneficio para los accionistas como resultado de una fusión o adquisición de una empresa, dicho concepto se esparció por todo el mundo económico como reguero de pólvora. En un contexto donde la consigna principal para fortalecer las ganancias era lograr economías de escala nunca vistas hasta entonces o desaparecer, las empresas imponen como un mantra este concepto como elemento unificador de la gestión de los negocios. Se trata de un enfoque financiero de corto plazo para definir la estrategia de las empresas, donde el eje cardinal –la creación del valor para el accionista– suponía relegar los restantes factores destinados a la producción, o sea, destruir puestos de trabajo o conquistas laborales que marcaran el camino del desarrollo de las democracias capitalistas productivas de posguerra.

A casi dos años de iniciada la mayor crisis económica mundial de las últimas ocho décadas, no son claras cuáles serán las perspectivas de largo plazo para el capitalismo productivo. Sí, en cambio, es claro que el avance del neoliberalismo –y su incipiente rebrote– no fue sólo el asalto del sector financiero especulativo al poder. Fueron los sectores de alto grado de influencia económica y política, apoyados en sectores de la clase media que fueron beneficiarios de este avance, para establecer una política que restableciera la rentabilidad empresarial atacando los derechos sociales, laborales, impulsando políticas de ajuste, desfinanciando al Estado de bienestar, sometiendo, en resumen, a la ley del valor para los accionistas a todas las fuerzas productivas en beneficio de sólo unos pocos, en detrimento de las mayorías populares.

Juan José Primosich
Profesor de la Universidad Nacional de Tres de Febrero
http://www.elargentino.com/nota-67471-El-debate-sobre-las-ganancias.html