18 nov 2009

200 años de las guerras de independencia. Reaparecen conflictos yposibles guerras entre EEUU y países Sur americanos, o entre estos mismos. ¿Qué hace? Por Apolinar Díaz – Callejas

Acabo de cumplir 88 años de edad. Mi familia, mis amigos y yo mismo creemos que tengo, a mi edad, un magnífico estado de salud físico, intelectual, moral y político. Sé que tengo varios años por delante para continuar la lucha que llevo desde niño por crear en Colombia y América Latina sociedades democráticas, progresistas, abiertas al socialismo.

Por eso no me asustan ni me acobardan las tremendas contradicciones que hay en estos momentos en la propia América Latina, en sus relaciones con el nuevo director del poder imperialista de Estados Unidos, Barack Obama; en el abandono del espacio de la unidad latinoamericana por el actual gobierno de Colombia que preside Álvaro Uribe Vélez, quien pasó de un solo tiro de la entrega a los dictados de los Estados Unidos a través del presidente George Bush, a los que comenzó a hacer desde su llegada al poder el demócrata Barack Obama.
Por eso estamos viviendo momentos de mucha tensión y contradicciones verbales que pueden impulsar rumbos negativos para la unidad latinoamericana, ya en marcha, y para la iniciación del siglo de las transformaciones sociales de nuestra región, que se han frustrado en 200 años de vida independiente como naciones. Debo confesar el espanto intelectual y político que me está produciendo constatar que la capacidad política latinoamericana para examinar su propia situación, sus conflictos y los caminos para culminar el siglo XXI como nuestro siglo del socialismo democrático, es más complicado de lo que yo mismo imaginaba, después de 200 años de vida independiente como naciones.
El notable historiador y sociólogo Javier Ocampo López, en su prólogo al libro “Santander y los Sucesos Políticos de Venezuela en 1826”, afirma: “en esos años grancolombianos de crisis económica y problemas políticos y militares, se intensificaron los problemas entre granadinos, venezolanos y quiteños, cuyas pugnas tienen antecedentes coloniales. El hecho de ser Bogotá la capital de La Gran Colombia y los civilistas granadinos los más cercanos al poder político, repercutió en los sentimientos de los venezolanos y quiteños, quienes hablaron del excesivo centralismo granadino. Y en la misma forma, el poder militar concentrado en los venezolanos y en especial en el Libertador Simón Bolívar en el alto mando militar, estimuló el sentimiento nacionalista de los civilistas granadinos. Tengamos en cuenta que la Constitución de Cúcuta había sido recibida con reservas por ser excesivamente centralista y no atender suficientemente los problemas generales de los tres departamentos y de cada uno en particular. Los habitantes de Quito habían manifestado su descontento, principalmente contra los militares; circulaba en ese entonces una frase popular en Quito: “libertarse de los libertadores”. Los ecuatorianos llamaban a los neogranadinos y venezolanos “colombianos”, y se excluían de este gentilicio común; y por el color de las tropas venezolanas, decían que su país parecía “un campo senegalés”.
El regionalismo nacionalista estimuló la autonomía de venezolanos, granadinos y quiteños, acentuado por la diversidad y heterogeneidad geográfica y socio-económica. Estos intereses nacionalistas se venían gestando desde la época colonial, lo cual indica que existían viejos roses regionales”.
Las observaciones históricas y sociológicas del investigador Javier Ocampo López, siguen de gran vigencia en la actualidad cuando comienza el siglo XXI que algunos consideramos como el siglo de la oportunidad para la transformación social, económica y política de la América Latina y del Caribe, que se podría convertir en un nuevo mundo que entrara en más igualitaria competencia con los poderes de Estados Unidos de Norteamérica, Europa, China y Asia. El mundo tendría que mirar desde muy pronto a los tres grandes continentes sociales, económicos y políticos como las bases materiales del nuevo mundo del siglo XXI.
Las reflexiones anteriores las he tomado teniendo a la vista el gravísimo conflicto actual que ocurre en las relaciones de la América Latina con el gobierno del norteamericano Barack Obama y su aliado colombiano el presidente derechista Álvaro Uribe Vélez, al tiempo que la Revolución Cubana se consolida y la América del Sur y del Caribe marchan con bastante brío hacia una nueva forma de organización social, política y cultural.
Pero las cosas no ocurren sin arrastrar otras nuevas consecuencias: La aceptación por el gobierno de Colombia de Álvaro Uribe Vélez de la exigencia del gobierno del presidente Obama de instalar, para iniciar el proceso, 7 bases militares, aéreas y marítimas en territorio colombiano, con equipos que tengan alcance completo de ida y vuelta para recorrer América Latina y del Sur, las islas del Caribe y los países de África que asoman en el Océano Atlántico. Este proyecto norteamericano convertiría a nuestra región en la más importante sede de guerra de los Estados Unidos para continuar su dominio del mundo.
En toda la América Latina ha habido una protesta a este proyecto norteamericano, que elimina la posibilidad de independencia y autonomía de la América del Sur y del Caribe. El mecanismo militar de las bases norteamericanas nos coloca en total dependencia del poder económico y militar del gobierno imperialista del señor Obama. Sin embargo, mientras tanto, las naciones Sur americanas han venido estructurando una respuesta colectiva a los problemas de nuestra región, con alianza de todos nosotros, los que estamos en este rumbo político, para fortalecer nuestros objetivos políticos, sociales, económicos y aún de defensa ante el hecho ya manifiesto de que el presidente Obama es el restaurador y modernizador del viejo proyecto de dominación en nuestra América.
Esto lleva, a mi juicio, a avanzar más aceleradamente en la unión latinoamericana y del Caribe, incluyendo del todo a Cuba y logrando realizar muy rápidamente la propuesta expresada hace dos días en el Senado del Brasil para “postergar la votación sobre el ingreso de Venezuela al Mercosur, prevista para hoy, debido al “clima” creado por el presidente venezolano, Hugo Chávez, al advertir de una posible guerra con Colombia”.
Esta propuesta del Brasil de las mayorías parlamentarias del partido de Lula en el Brasil es el camino a soluciones concretas y dejan a un lado la retórica de la guerra Venezuela Colombia que termina siendo una política inmoral para que la utilice el presidente Obama de los Estados Unidos.
http://www.argenpress.info/2009/11/200-anos-de-las-guerras-de.html