EL LOLE SE FUE AL PASTO CEBADO POR UNA SOCIEDAD RURAL SANTAFESINA CUASI GOLPISTA
Carlos Reutemann había lanzado su candidatura a presidente con vistas a 2011 antes de las elecciones del 28 de junio. Por sorpresa, antes de entrar a hacerse un tratamiento médico en Rosario, advirtió que se largaba. Por entonces se tejieron muchas especulaciones sobre si la decisión era o no buena para el kirchnerismo. Sobraron las especulaciones al respecto, pero a nadie se le ocurría preguntar cómo era el equipo del hombre acostumbrado a cuidar su vertiginosa vida de las pistas por buenos mecánicos, ingenieros y entrenadores. El equipo no parecía más que su nueva esposa, Verónica Ghio, que le dio un nuevo impulso vital, y Roxana Latorre, la senadora que lo acompañó dos décadas y a quien acaba de echar con uno de los modos más desagradables de los que se tiene registro. Porque, aunque cueste creerlo, ahora Lole se quedó solo. Y, al pedirle a Latorre que renuncie a la banca de senadora que renovará en diciembre, mostró que la banca “es mía, mía, mía”, tanto como la Ferrari de quien lo llevó del deporte a la política, el riojano Carlos Menem.