Aldo Ferrer
Desde el momento en que se encarriló la deuda externa en niveles manejables y que la economia generó un mayor potencial exportador en el trascurso de esta década, el país viene operando con un superávit sustantivo de la balanza comercial, y en la cuenta corriente del balance de pagos, lo que es un cambio histórico que le da a la política económica una autonomía y una libertad de maniobra como no tuvo en mucho tiempo. De esta manera, esta cifra simbólica de u$s50.604 millones es una vivencia más de este cambio profundo que ha habido en la economía argentina que se resume en el fortalecimiento de su posición de pago internacional. Este nivel de reservas es una plataforma para hacer una política de desarrollo con mayor autonomía y mayor perspectiva de futuro.
Por un lado, es un indicador de la superación de las restricciones externas, y por otra parte, el hecho de que el Banco Central esté operando con esa masa de reservas le da una capacidad de administrar el mercado de cambios y las políticas monetarias como no tuvo en muchísimo tiempo. Entonces, todo esto contribuye a fortalecer la autonomía de la política económica y la capacidad de administrar las influencias externas.
Es además un dato fundamental para el éxito de la política económica, más aún en un escenario mundial tan inestable como en el que se está viviendo, cuando los países que están sujetos a los criterios de los mercados y a la especulación financiera están perdidos. Lo que ellos sufren ahora es lo que nos pasó a nosotros repetidas veces.
Por lo tanto, todo estos cambios que se han producido en la encomía argentina, como el fortalecimiento de las reservas, el sustantivo superávit de la balanza comercial, el superávit de cuentas corrientes, son muy positivos para el país.
Que el Fondo Monetario Internacional recomiende no acumular reservas como política monetaria no me extraña. En realidad, los criterios del FMI están muy desacreditados: efectivamente decían que no hacía falta acumular reserva sino que el mismo Fondo actuara de prestamista de última instancia y la verdad que esto no resuelve el problema. Los únicos países a los que les ha ido bien en esta crisis internacional fueron los que tuvieron suficiente capacidad de autonomía, fundado en el equilibrio de sus pagos internacionales, de la cuenta corriente y un elevado nivel de reservas.
* Director editorial de Buenos Aires Económico