23 dic 2013

Luces y sombras latinoamericanas Por Lido Iacomini *

Buenas y malas nuevas se han alternado en el escenario latinoamericano de los últimos meses del año, en una suerte de reñido y trabado balanceo de fuerzas, sin bruscos cambios que definan en una u otra dirección el curso general de los acontecimientos. Luego de un año de malas noticias, parálisis e incluso retrocesos, se ha producido una breve impasse, lo que permite vislumbrar que si son suficientemente perspicaces y audaces, el probable destino inmediato de la región aún está en manos de las decisiones políticas de sus principales dirigentes. Claro que como una sombra dominante –sombra de ausencia que definió los contornos del 2013- la desaparición física de Hugo Chávez, subsiguiente a la de Néstor Kirchner, dejó a Latinoamérica sin el indispensable liderazgo político.
Comencemos por la pálidas de este último período: la reunión en Buenos Aires de las delegaciones de primer nivel de Brasil, encabezadas por el ministro Pimentel y secundado nada menos que por el asesor fundamental de Lula y Dilma, Marco Aurelio García y por Argentina encabezadas por el Jefe de Gabinete Capitanich y el ministro Kicillof,  más allá de las declaraciones de rigor, no arrojó resultados favorables. Brasil viene presionando fuertemente por la firma de un TLC (Tratado de Libre Comercio) entre el Mercosur y Europa. Hace un tiempo que Argentina viene resistiendo pero ahora la línea de defensa de Argentina pasa por incluir en el tratado salvaguardias para una lista de productos de producción nacional. La endebles Argentina se debe al dispar y enorme peso de Brasil en la alianza y al apoyo que en la cuestión del TLC Brasil encuentra en la derecha paraguaya, que logró turnar a Lugo en el gobierno del país hermano, y en la esperable posición uruguaya de la “izquierda” frenteamplista, que si bien aún está bajo la batuta política del Pepe Mujica su economía está gestionada por el aperturista Astori, el hombre de Tabaré Vásquez, que ya fue el ideólogo del fracasado TLC con los EEUU. Tres a uno. Venezuela, a esa altura no estaba todavía incorporada plenamente, navegando su inserción en las aguas procelosas del Senado paraguayo. Aunque es dudoso que su fuerza hubiera alcanzado para equilibrar.
Pero lo peor es que la crisis brasileña, la mas aguda de la región por su dependencia del endeudamiento financiero volátil, empujó fuertemente al gobierno del PT hacia una búsqueda de solución mirando a Europa (debe leerse la Europa rica, es decir Alemania), privilegiándola sobre Latinoamérica. La burguesía paulista marcha hacia un esperanzado abrazo con la Merkel, deseosa de encontrar un aliado de fuste en sus forcejeos con los norteamericanos. Brasil completó ahora este giro proeuropeo con la compra de los 36 cazas suecos, descartando la oferta norteamericana. Aunque es dudoso el resultado final de esta apuesta europea de los brasileños, la impaciencia que los embarga tiene que ver con los poderosos movimientos de protesta que estallaron este año al ritmo del estrangulamiento provocado por la fuga de capitales y la recesión económica consecuente.
Pero el TLC del Mercosur con Europa tiende  agudizar nuestros problemas de balanza, incrementando el estrangulamiento externo con la apertura hacia los bienes de capital europeos. Destacable, porque la otra novedad o al menos su evidencia plena, es que a ese estrangulamiento peligroso se le suma la fuerte disminución de las compras brasileñas y la sinuosa continuidad de la crisis económica mundial.
Las dificultades políticas derivadas del traspié electoral de noviembre, restan trascendencia a la actuación argentina, particularmente de Cristina, su cuadro mas brillante, en los foros latinoamericanos.
Un poco mas lejos, pero cerca, el pueblo hondureño se vio estafado en su voluntad de cambios expresados en las urnas y el escandaloso fraude de la derecha hondureña aliada al “amigo americano” no recibió mas que una opaca repulsa latina, expresiva del relativo decaimiento regional, contrastante con el denodado esfuerzo, encabezado en ese entonces por Brasil, en defensa de la legitimidad del gobierno del presidente Zelaya. Incluso Brasil esta vez brilló por su ausencia.
Afortunadamente también hubo sucesos alentadores que los días –el tiempo incierto-  develará en su real dimensión. Nicolás Maduro obtuvo un moderado triunfo electoral, suficiente para colocarlo en un curso ascendente, de recuperación del apoyo de los venezolanos, que lo afianza en su rol presidencial. La finalmente concretada incorporación al Mercosur completa la configuración institucional imaginada en los tiempos de Néstor y Hugo.
Ahora Chile
Pero sin dudas el hecho que merece una especial atención y una tentativa de análisis preliminar es el triunfo de Bachelet en las elecciones de 1ª y 2ª  vuelta en Chile. Sobretodo  teniendo en cuenta las primeras declaraciones de la nueva presidenta y de sus probables principales colaboradores en esta su segunda oportunidad.  Tentativa de análisis cuidadosa especialmente porque algunos prestigiosos analistas argentinos han sido duros y pesimistas mientras yo me inclino por abrir un expectante período de observación positiva.
La declaración inicial de Bachelet sobre su política exterior implica un giro, sino de 1800  al menos de 900. La prioridad será estrechar los lazos con los países latinoamericanos y dentro de ellos el foco principal estará puesto en Argentina. Cuando hace mención al necesario fortalecimiento de las relaciones con los países del Pacífico omite nombrar al Acuerdo del Pacífico impulsado por los EEUU y vuelve a omitirlo cuando habla de la importancia para Chile de su relación con México. En lenguaje diplomático, cierto que oscuro, sinuoso y muchas veces mentiroso, no hay omisiones casuales. Su probable Ministro del Interior el socialista Ricardo Solari volvió a plantear como cuestión clave la relación con Argentina. Enfatizó el plano comercial de esa relación, casi un calco de las miradas iniciales sobre el Mercosur que hubo entre sus creadores. No olvidó de repasar a las cuestiones arancelarias que impiden su mayor acercamiento al Mercosur. No por nada el Chile postpinochetista ha sido el mimado por el neoliberalismo. La economía de Chile en sus éxitos y en sus arduas limitaciones actuales es tributaria de la ortodoxia liberal y librecambista. Y eso, por ahora al menos, no cambiará y creo que nadie sensato podía pensar que en ese plano habría cambios. En síntesis se ve ahora algo poco previsible antes de las elecciones: Bachelet propugna una lenta toma de distancia de los EEUU y el neoliberalismo, y un paulatino acercamiento a la Latinoamérica de la Patria Grande.
No se puede dejar de mencionar que los cambios al sistema educativo, impuestos por la realidad comicial pero precedidas por las vastas movilizaciones estudiantiles y apoyadas por la mayoría de la sociedad chilena, implican una ruptura ideológica con el neoliberalismo. Si Bachelet logra concretar cambios en la Constitución pinochetista y su alquimia electoral, más allá del método con que lo realice dará recién ahora término a la larga transición hacia la democracia. Le restará sí, a ésta y a la sociedad chilena, terminar con los velos sobre los crímenes de la dictadura y hacer justicia, que no es poca cosa.
Bachelet declaró que no se dejará condicionar, por las presiones y divergencias en el seno de la alianza que la llevó a la Presidencia, resaltando su responsabilidad en el diseño de las políticas y el gabinete que las implementará. En ese plano se acerca también a las características mejores de los gobiernos progresistas de la región, que no cayeron en la trampa de un parlamentarismo falsamente “republicano”, sino que destacaron liderazgos fuertes como factor aglutinante de lo más progresivo de sus sociedades. Difiero por lo tanto de las respetables críticas que Atilio Borón hiciera al respecto.
Argentina y su gobierno actual tienen la oportunidad inédita de diseñar una política audaz de alianza, de alto voltaje, desde los problemas de la defensa compartida de los intereses antárticos, la integración productiva y el crecimiento del intercambio económico pero con el horizonte puesto en intereses políticos y estratégicos comunes.
*miembro de San Telmo K y de Carta Abierta