Es imposible pensar en el poder de Moyano hoy, sin recurrir a la historia, una historia que no tiene inocentes. Una historia dura, en la que se forjaron los días que transitamos, una historia pletórica de facticidad, que el peronismo transita como pez en el agua, y también de retórica, muchas veces ingenua respecto de la realpolitik. Los cánones ideológicos se doblegan ante la seducción rentística del poder que el régimen ha puesto a disposición de la dirigencia de los trabajadores.
La coexistencia del sindicalismo en un movimiento nacional siempre está en equilibrio inestable, por la tensión que provoca la prevalencia de uno de los sectores sobre el conjunto. Este conflicto supone la ampliación de cobertura del gremio de Camioneros para incrementar su plantilla y acumular poder de presión. No se trata de ser igual, o solidario, se trata de ser superior: la cultura capitalista ha calado hondo.
Ya no hay proletariado como unidad; se fomenta desde adentro incrementar la brecha social intraclase. La creciente interrelación privada con el sistema de obras sociales es un dato no menor en el cambio de la mentalidad del sindicalismo. Es innegable la participación sindical en la recuperación democrática, como es innegable la complicidad de algunos dirigentes – como otros civiles– con las dictaduras. El Programa de Huerta Grande, CGT de los Argentinos, Combativos y A.T. Vandor respondían a la misma matriz. Este último fue la máxima expresión del dominio sindical contra la política. Moyano tiene sus parecidos.
Hoy, consolidada la democracia, se asiste a la conformación corporativa de la sociedad poliárquica que abarca a los medios, las grandes empresas capitalistas; y los grandes sindicatos. La política profesional ante tanta presión debe luchar para no ser arrastrado por lo sectorial. El uso de una práctica como el bloqueo remarca el carácter extorsivo de la misma, violentando las reglas de la democracia y afectando a terceros que no tienen nada que ver. Esto no se hace para la emancipación de la clase trabajadora, se hace con un objetivo menor: la privatización de los trabajadores.