8 dic 2012

Cumbre del Mercosur en Brasilia: Palabras de la Presidenta de la Nación



PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA NACIÓN, CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, EN LA CUMBRE DEL MERCOSUR REALIZADA EN BRASILIA, REPÚBLICA FEDERATIVA DE BRASIL
…la corriente migratoria y la más importante en Argentina, especialmente el pueblo boliviano, con su laboriosidad, su trabajo y su compromiso, así que muy bienvenido compañero.
La verdad que es un momento muy especial el del MERCOSUR, porque es un momento muy especial en el mundo, una crisis que parecía haberse alejado allá por el año 2010, 2011 inclusive representó el crecimiento de la Argentina más importante, el crecimiento de toda la región y que vuelve cíclicamente, porque en realidad se visualiza por parte de los líderes de los países desarrollados una manifiesta incapacidad de resolver una crisis, y lo que es peor aún, al no poder resolverla creo que van a intentar y ya lo están haciendo, transferir los costos y las facturas de esta crisis a nosotros, los países emergentes, que somos precisamente los que hemos protagonizado lo que yo denomino la década ganada frente a la década perdida de los años 80 y los años 90, década ganada en términos de inclusión social, de crecimiento de nuestro Producto Bruto, de democratización y de distribución del ingreso, de la participación de los sectores más vulnerables y más alejados a bienes sociales de los cuales carecían como salud, educación, vivienda, trabajo, alimentos.

El compromiso entonces no es solamente hablar de economía en términos abstractos, sino hablar de economía en términos concretos, en términos de lo que ha representado para nuestros pueblos el hecho de haber comenzado, en el caso de Argentina un proceso profundo de reindustrialización, en el caso de Brasil que ha adquirido una potencialidad a nivel mundial de una densidad y un entramado de su desarrollo industrial que además es muy positivo para la región y muy positivo para la Argentina en especial y también para el MERCOSUR.
Nunca creímos, ni el presidente Kirchner ni quien les habla, tampoco el presidente Lula, que el crecimiento de Brasil como pensaban algunos argentinos pudiera ser algo nocivo para la Argentina. Al contrario, Néstor siempre me decía y no me voy a olvidar nunca el efecto del camión que tiene con el ciclista. Tal vez el ciclista sea un poco más pequeño que el camión, pero cuando el camión toma velocidad también el ciclista es arrastrado, se une y sigue hacia delante.
Esto es un poco lo que ha pasado y lo que estamos haciendo en un país que es la Argentina, porque la Argentina fue devastada a partir del 24 de marzo de 1976, a diferencia de lo que pasó con otros países de la región que sufrieron dictaduras militares, este país las sufrió pero no tuvo un proceso de desindustrialización tan impresionante y tan planificado como el que tuvo la Argentina que fue francamente devastador.
Esto nos ha permitido protagonizar en la última década el crecimiento económico de nuestro PBI más importante, algo que también conviene a Brasil, lo dije el otro día en el encuentro de industriales brasileros y argentinos, cuando dijimos que Argentina no puede crecer si Brasil no crece y Brasil no puede crecer si Argentina no crece. Y también lo traslado a lo que siempre dice Pepe cuando les habla a sus compatriotas, los uruguayos, cada vez que le ha ido mal a la Argentina le ha ido peor a Uruguay. Hay una interconexión entre todos nosotros, también con el Paraguay. Por eso la decisión de no tomar sanciones económicas porque sabemos que las paga el pueblo. También sabemos que Paraguay necesita de nosotros, de Brasil de Argentina y de Uruguay para seguir creciendo, más allá de los discursos flamígeros que muchas veces siguen a políticas internas más que los intereses de los países y los pueblos que puedan tener sus dirigentes. Lo sabemos claramente, por eso no tenemos temores ni dudas acerca de cuál es el futuro del MERCOSUR y de la América del Sur: mayor densidad en la integración, mayor profundidad en la integración.
Un aporte que ha hecho Argentina, que quiero resaltarlo también, es que somos el primer país del MERCOSUR que aprueba su código, el Código Aduanero del MERCOSUR, Código Aduanero que tuvimos también el honor de aprobar con nuestra presidencia pro-témpore en la provincia de San Juan y ya ha sido aprobado por ambas Cámaras del Parlamento Argentino, siendo el primer Estado miembro del MERCOSUR que tiene aprobado su Código Aduanero, esto es un paso más a la integración.
Cuáles son los desafíos, de este mundo desarrollado que no solamente no resuelve sus problemas sino que los proyecta y quiere trasladarlos a nuestros países bajo distintas formas: primarización de nuestras exportaciones para lograr entonces colocar sus productos manufactureros industriales en nuestros países, cosa que debemos impedir, no por una cuestión de proteccionismo, sino por una cuestión de justicia en el equilibrio de las relaciones comerciales. Durante décadas tuvimos términos de intercambio altamente desfavorables entre nuestras regiones y los países desarrollados.
Hoy los términos de intercambio han sido favorables durante la última década. Pero no ha sido por obra y gracia del Espíritu Santo, nadie nos dio graciosamente esto, lo hemos ganado a fuerza de políticas públicas y de proyectos que han priorizado el crecimiento con inclusión de nuestros pueblos y que han abandonado las políticas neoliberales que el Consenso de Washington había impuesto a la región, donde el ejemplo más paradigmático de esas políticas neoliberales tal vez haya sido mi país, la República Argentina cuando implosiona en el año 2001 con el mayor default de deuda soberana y la mayor crisis bancaria de la que se tenga memoria en nuestra historia. Algo muy parecido a lo que está pasando hoy en la Europa cuando vemos también las crisis de deudas soberanas.
Por eso creemos que además debemos darnos densidad y profundidad en la integración y tenemos que comenzar a discutir en esta integración estándares comunes, lo charlábamos el otro día con la visita del presidente del Perú, miembro de los países andinos en la República Argentina. Necesitamos darnos una política de estándares comunes en materia de inversión extranjera en nuestra región, para evitar hacer entre nosotros mismos dumping social y que pivoteen sobre las necesidades de nuestros pueblos para hacer dumping social y a modo de extorsión hacer una suerte de subasta o remate a ver quién le paga menos a sus trabajadores, quién le cobra menos impuestos para ir a invertir a ese país. Esto necesita de una férrea unidad y de la construcción de estándares regionales en materia de inversión, para cuidar esto que hemos logrado. Porque ninguno de nosotros va a poder seguir creciendo y haciendo las cosas que estamos haciendo si al resto de los países de la región les va mal.
Además tenemos una región con recursos naturales, los enumeraba el otro día en el encuentro de Buenos Aires el presidente de la Unión Industrial Argentina, en materia de agua potable, en materia de energía, en materia de minerales, en materia de alimentos, en capacidad excedentaria en materia agroalimentaria, en capacidad de innovación y desarrollo tecnológico sin precedentes y tenemos que utilizar esto. Tenemos que utilizarlo y además también -lo hemos hecho nosotros cuando hemos elevado una propuesta a la UNASUR- comenzar también a actuar en simultáneo conjuntamente con la UNASUR desde el MERCOSUR, para abordar problemas comunes que tenemos algunos países del MERCOSUR y de la UNASUR, como son por ejemplo los tratados bilaterales de inversión.


Me acuerdo el día que le pregunté a Dilma cuántos tratados bilaterales tiene firmados o aprobados Brasil y me dijo cero, ni amarrados nos hacen firmar o acordar un tratado bilateral de inversión. Eso significa lo que nació en la década de los 90, mi país tiene 59 tratados bilaterales de inversión, con principios además de ultractividad, de manera tal que un tratado en donde se renuncia a la jurisdicción nacional y se somete a tribunales internacionales, aún cuando sea denunciado, sigue teniendo actividad por 10, 15 ó 20 años más. Tal ha sido el grado de perversidad con que determinados instrumentos han sido elaborados.
Debemos también comenzar a organizar instrumentos, organismos multilaterales en materia de calificadoras de riesgo, Asia ha comenzado a hacerlo. Califican nuestras deudas las calificadoras, y esto no ya dicho por mí sino reconocido por los propios países desarrollados, ya no es Chávez el que habla mal de las calificadoras de riesgo, es el rey de España el que habla mal de las calificadoras de riesgo y dice que son una plaga. Y es cierto, bueno, ser monarca y ser Borbón da una categoría que tal vez no tenga un sudamericano como el presidente Chávez. Pero ya los europeos, como han ido por ellos, por muchos de ellos, comienzan a advertir a esas calificadoras empleadas de los bancos de inversión, que con sus derivados recomendaron a clientes inversionistas papeles de deuda que sabían que iba a ser defaulteados, como lo hicieron en el 2001 con la Argentina, bancos que recomendaron a los jubilados italianos, japoneses, alemanes, comprar la maravilla de los títulos argentinos que iban a pagar, que pagaban en los papeles, tasas del 17 ó 18 por ciento y que obviamente cualquiera que hubiera sabido de economía sabía que eso no se podía pagar. Pero qué puede saber un jubilado, sea argentino, alemán o de donde sea. Esa fue una gran estafa, y eso fue pergeñado precisamente por las calificadoras de riesgo, que hoy siguen diciendo que deudas como la griega tienen menos deudas como la argentina. Una Argentina que reestructuró el 93 por ciento de su deuda soberana, ejemplo histórico en el mundo. Que además lo hizo con quitas y plazos nunca vistos, con dos aperturas de canje, 2005 y 2010, lo que permitió precisamente ese 93 por ciento. Y que hoy se ve asediada por un 7 por ciento de fondos buitres que no accedieron a ninguno de los dos canjes y que quieren perjudicar al 93 por ciento de tenedores legítimos. Legítimos porque tienen buena fe, creyeron unos en la Argentina en el 2005, que íbamos a pagar, y creyeron otros en el 2010. Y lo cierto es que la Argentina ha venido cumpliendo rigurosamente sin acceso al mercado de capitales, a fuerza de superávit comercial, a fuerza de esfuerzo propio, de industrialización, de mercado interno, de valor agregado.
Por eso creo que también tenemos que sentar principios generales en materia de reestructuración de deuda soberana. Quiero recordar un caso que también se dio aquí en Sudamérica en 1902, cuando la República de Venezuela fue invadida por el Reino Italiano, por el Imperio Austrohúngaro y por Inglaterra por pago de deuda soberana. Y me acuerdo que fue un argentino, canciller del presidente Roca, Luis María Drago, quien sostuvo una defensa férrea de eso frente a un Estados Unidos que también en aquella época decepcionó con la doctrina Monroe, cuando decía América para los americanos y bueno, cuando llegaron los ingleses, los austrohúngaros y todos dijo me lavo las manos y cuando hablaba de América me refería a América del Norte. Sin embargo se buscó la postura de que ningún país podía invadir a otro por una deuda soberana.
Parece mentira pero eso ocurría a principios del Siglo XX. Como también ya se había derogado la prisión por deuda para los ciudadanos comunes, que inmortalizara Víctor Hugo en Los Miserables, con la Doctrina Drago también se crea una doctrina internacional por la cual se establece que ningún país puede ser invadido por deuda soberana. Eso lo hicimos aquí en Sudamérica también los sudamericanos.
Creo que nosotros tenemos que comenzar a trabajar fuertemente y los países que tenemos representación en el G-20 llevar y preparar una agenda común de fijar principios soberanos para la reestructuración de deudas soberanas en la próxima reunión y también hacerlo como algo que proviene de la América del Sur, del MERCOSUR o de toda la región, porque el problema hoy está allá y ese problema también nos afecta, porque la quiebra de esos países, el endeudamiento de sus sociedades, está provocando que sus excedentes de stocks de manufacturas traten de ser colocados acá. El solidarizarnos con los pueblos europeos, con las sociedades europeas, en cuanto a convencer a las autoridades que la suma de las austeridades no es más que la suma de la crisis y la profundidad de la crisis pero no la solución, es clave no solamente por una cuestión de solidaridad natural, que tenemos todos como militantes políticos de partidos populares nacionales y democráticos, sino también de intereses genuinos de la región que necesitamos que Europa y el mundo desarrollado reconstruyan su economía para no perjudicar el crecimiento de las emergentes que hemos sostenido durante la última década el crecimiento mundial. Porque con China sola no va a alcanzar. Esto también lo tenemos que entender y saber. Y los que más lo tienen que entender son ellos.
Hablé ya de las calificadoras, no quiero olvidarme de ninguno de los temas que había anotado, hablé también de un sistema de solidaridades estandarizadas, del esfuerzo que tenemos que hacer en profundizar esta integración del MERCOSUR y también de los países andinos porque somos un mercado formidable, un mercado que aún necesita incorporar a millones de compatriotas de América del Sur al consumo. Tenemos entonces no que solamente darle la bienvenida a Bolivia, ya incorporada Venezuela, sino también junto a todos los países de la región Andina, lograr la profundización de la asociación, porque estamos comprando en la región 600.000 millones de dólares anuales extra zona, esto quiere decir a países que no están en nuestra región. Y muchos de esos bienes que compramos los podemos producir nosotros, algunos ya los estamos produciendo, y también cuando hablemos con Europa, como decía Dilma y como decía Pepe, tenemos que preguntarles qué es lo que quieren y qué es lo que ofrecen, porque estamos cansados de que se nos tilde de proteccionistas cuando en realidad Europa tiene décadas de proteccionismo. La manteca francesa tiene un arancel del 120, 130 por ciento, y la concesión graciosa que ofrecen es que todos bajemos un 20 por ciento nuestros aranceles de importación. El problema es que la Argentina tiene aranceles de importación muy bajos, históricamente muy bajos que no superan el 35 por ciento, por lo tanto bajar a un 20 ó a un 19 puede ser absolutamente ruinoso, no puede ser, es absolutamente ruinoso. O tal vez la protección del arroz japonés con 300 por ciento de arancel. Por lo tanto los porcentajes no me dicen nada, yo quiero saber qué es exactamente el grado de protección que hoy tiene cada uno de los productos de Europa y qué es lo que están dispuestos a ofrecer.
También tenemos que saber que todos ellos, todos los grandes países tienen grandes inversiones en nuestros países. Estados Unidos tiene 500 empresas radicadas en nuestro país, nos pone muy contentos, de las cuales 100 son de las más grandes de Estados Unidos, lo mismo muchísimos países de Europa. Bueno, nuestras terminales automotrices son todas extra zona, no tenemos una sola terminal automotriz, una sola de origen de la región. Sí tenemos a toda la industria autopartista que son proveedores, pero son proveedores de las autopartes que tienen menor valor agregado en esos autos, porque las autopartes de mayor valor agregado, las que tienen los softwares, los GPS y todas las sofisticaciones vienen de allá o por lo menos vienen para ser armadas desde allá. Con lo cual tenemos que comenzar a hablar de igual a igual, porque sus inversiones también están hundidas acá y estamos dispuestos a ser socios pero no a ser depositarios de mercaderías que sobran en el continente, esto es muy importante.
Por eso tenemos que ir con buenos modales, tenemos que ir con buen lenguaje, tenemos que ir con números señores y señoras, porque además no estamos hablando de cuestiones ideológicas, ya estamos todos grandes, ya hemos hecho muchas cosas de jóvenes, no necesitamos ahora venir a hacerlas de grandes, por lo tanto vamos a hablar de números, de lo que siempre nos hablaban cuando éramos jóvenes, cuando nos acusaban de ideologicistas y de querer cambiar el mundo, no, no, ahora queremos hablar de números nada más, como nos hablaban de números cuando éramos jóvenes. Bueno, ahora los que queremos hablar de números somos nosotros. Ya se nos pasó la juventud a todos, así que queremos hablar de números.
Finalmente, y con esto quiero terminar en referencia abierta a ese discurso un tanto acuático que tuvo Pepe sobre los peces. Pepe hablaba, si mal no recuerdo, lo anoté por aquí, de que tenemos que movernos como peces que corren en distintas mareas, que por lo tanto podemos hacerlo pero tenemos límites. También habló de la velocidad para que la sardina no sea devorada por la ballena.
Tiene razón, pero también creo que todo esto que hemos hecho nosotros, no le hemos hecho como peces que íbamos para aquí o para allá, ni por velocidad. Yo creo que a veces actuamos como el salmón, como el salmón patagónico. Y discúlpenme, ya que estamos con sardinas, ballenas y demás, quiero contarles lo que hacen los salmones. Los salmones nadan contra la corriente, río arriba, es un espectáculo verlos; ese pez maravilloso, sabroso, extraordinario que tenemos en el Pacífico y en nuestros lagos y ríos patagónicos. El salmón nada contra la corriente para ir a desovar, para ir a reproducirse, para ir a multiplicarse, para ir a poner los huevos. Es cierto, es tal el esfuerzo que después muere en el desove, pero desova, reproduce, deja hijos, deja legados, deja ideas, deja ejemplos. No digo, por favor, porque mañana seguro algún titular de mi país dirá que la Presidenta propone que todos se suiciden y vayan a desovar contra la corriente, no tengo vocación suicida, quédense tranquilos. Por allí me gustaría hacer algunas cosas, pero como tenemos las inhibiciones de los educados y de los civilizados y democráticos, reprimimos algunos deseos y nos sometemos a esas inhibiciones. Pero quiero que quede también el ejemplo de esos salmones.
Yo conocí algunos que fueron contra la corriente permanentemente y dejan legado. Por eso digo que no tengamos miedo, porque las cosas que hemos hecho las hemos hecho bien, con equivocaciones, con errores, pero con un objetivo permanente de gobernar en favor de nuestros pueblos, soportando presiones que no ha soportado nadie para que torzamos el rumbo, para que hagamos lo que otros quieren. Lo hemos hecho y lo estamos haciendo porque de aquella época tan joven, forjados en un concepto de compromiso con el prójimo, tenemos el otro gran elemento que es además de la velocidad, Pepe, que es importante… Me acuerdo de tu reportaje inolvidable con la periodista de la CNN, cuando hizo todo un panegírico para quedar bien con vos y te decía todo lo que habías sufrido, lo que te había pasado, cómo habías escapado y dijiste no, yo me estaba escapando, el problema fue que me agarraron, no era que quería sufrir ni que me tuvieran preso. Esa velocidad está bien, esa velocidad la tenemos que seguir teniendo, esa velocidad no la tenemos que perder, a algunos los agarraron, a muchos los agarraron y no los soltaron. Los que están acá han sido agarrados, agarradas, agraviados y aquí están, con la buena voluntad de siempre. Por eso digo que a la velocidad que hay que seguir manteniendo le agreguemos lo que siempre tuvimos, la voluntad política, que es el instrumento imprescindible de cualquier político para transformar la realidad. Ojo, de cualquier político que quiera trabajar en beneficio del pueblo, porque también es bueno ahora decirlo, hay algunos que prefieren quedar bien con los de afuera y no con los de adentro.
Para finalizar, recuerdo cuando estábamos discutiendo la reestructuración, el plan, cuando Argentina iba a hacer el show road por el mundo, de qué manera de pago iba a ofrecer en la reestructuración de su deuda soberana, en el año 2005; recuerdo una reunión muy emblemática que tuvimos en la quinta de Olivos con las autoridades económicas que eran las que iban a tener que salir al mundo, Kirchner, el Secretario Legal y Técnico de la Presidencia, doctor Zannini y quien les habla, que llegó después y pudo presenciar un momento donde Kirchner decía “estas son las condiciones en que nosotros vamos a poder pagar porque son las únicas que nos van a permitir crecer, pagar la deuda y al mismo tiempo pagar la deuda social que es prioritaria”. Y dijo un porcentaje, porque en realidad era cuánto íbamos a pagar de interés, cuánto íbamos a hacer de quita, qué plazo, de eso se trataba, también de números. Y me acuerdo que quien debía ir a negociar le dijo: “yo no puedo, eso es un papelón, yo no puedo ir a negociar porque donde vaya con eso me van a sacar a las patadas”. Y me acuerdo cómo terminó la reunión: Kirchner le dijo “mirá, es preferible que te saquen a patadas de afuera, de los países que vayas, antes que nos saquen a todos a patadas de acá de la República Argentina”. Y me parece que este es el horizonte, el objetivo, la vara, la regla con la cual tenemos que seguir trabajando, saber que vamos a poder plantarnos frente a nuestras sociedades y rendir cuentas de lo que hemos hecho sin demasiadas explicaciones.  Siempre digo que lo que necesita demasiada explicación es porque no está claro. Y creo que cada uno de nosotros, cada una de nosotras puede explicarle hoy a su pueblo qué es lo que ha hecho concretamente en beneficio de esas masas olvidadas, sumergidas, humilladas durante tanto tiempo a través de políticas públicas sociales, económicas, que son proyectos políticos, no modelos económicos. Ojo, no hay modelos económicos, la decisión es política, la economía viene después y se cambia cuando hay que cambiarla y se mantiene cuando hay que mantenerla. Eso es economía política, que depende de un proyecto político.
Por eso convoco a todos mis compañeros del MERCOSUR, a todos los jefes de Estado que hoy nos acompañan, en el caso de Evo ya como miembro, Rafael como observador, como amigo y tantos otros que hoy nos acompañan, para que ese siga siendo el objetivo y además, por sobre todas las cosas, algo que ha sido también central en estos años: la unidad indestructible de la región frente a problemas graves que se nos presentaron y la resolución de nuestros propios conflictos bajo nuestras propias normas. Nos ha ido muy bien así, por eso creo que tenemos que profundizar en expresar, en normatizar instrumentos, mecanismos de solución de conflictos, calificadoras propias, instrumentos propios que nos ayuden a seguir no solamente creciendo sino dándole mayor densidad y entramado a nuestro crecimiento en un mundo que va seguir siendo muy difícil. Nada más, muchas gracias a todos y a todas.