3 jul 2012

Proteger el mercado interno y preservar el nivel de empleo Por Agustín D’Attellis

La desaceleración que se presenta en la actividad económica argentina debe interpretarse en el marco de un contexto internacional muy complejo, con el mundo desarrollado en recesión, las economías en desarrollo en proceso de desaceleración y los capitales buscando refugio en los bonos del tesoro de los Estados Unidos frente al alza en los niveles de incertidumbre.

La Eurozona registró una contracción de un 0,1% en su PIB en el primer trimestre del año (Grecia -7%, Portugal -2,2%, Italia -1,4%, España -0,4 por ciento). Tanto Grecia como Italia y Portugal se encuentran técnicamente en recesión, mientras que España se adentra en ella, ya que el consenso de estimaciones de crecimiento para el segundo trimestre del año indica otra variación negativa. Estados Unidos, la principal economía del mundo, registró un crecimiento de apenas un 2% en el primer trimestre del año.
En cuanto a la desaceleración de las economías en desarrollo, se observan los casos de China –que registró un crecimiento del 9,7% en el primer trimestre de 2011, y de un 8,1% en el mismo período de 2012–, Chile –que pasó de crecer al 9,9% a un 5,6%, comparando los mismo períodos– o el caso más relevante por su impacto sobre nuestra economía, Brasil –que de un 4,2% pasó a crecer apenas un 0,8%, también en la misma comparación temporal–. El vuelo hacia la calidad de los capitales internacionales se refleja en las tasas de rendimiento de los bonos norteamericanos –la tasa de los títulos a 10 años se encuentra en un 1,64%, mientras que superaba un 2% hace un par de meses atrás–.
Tanto los indicadores líderes (que intentan anticipar los ciclos económicos), como aquellos que miden expectativas, confianza, situación del mercado de trabajo, etc., predicen estancamiento y generan fuere incertidumbre acerca de la fortaleza de una posible recuperación en el mundo desarrollado.
En este contexto, la economía argentina registró un crecimiento del 5,2% en el primer trimestre del año. El consumo privado creció en el mismo período un 7% y la inversión un 2,8 por ciento. El consumo representa un 69,7% del PIB, y la inversión un 21,4. Si bien la participación de la inversión en el producto se encuentra por debajo del récord del 26% alcanzado en el tercer trimestre de 2011, se observa una participación significativamente mayor a la registrada por ejemplo en el año 2003, con un promedio del 14 por ciento. Este crecimiento sostenido en la inversión es consecuencia de las medidas de política económica que apuntaron en tal sentido, así como también del sostenido aumento en el consumo, no sólo durante los períodos de auge sino también en los de caída, donde siempre se buscó sostenerlo con políticas económicas contra cíclicas.
Frente a una caída en el comercio internacional resulta clave proteger y fortalecer el mercado interno, a la vez que sostener los niveles de consumo. Esta señal es recibida por los inversores, quienes responderán con incrementos en sus inversiones, como consecuencia de enfrentar un mercado en crecimiento, generando un círculo virtuoso sostenido con políticas de estímulo a la demanda efectiva. Actualmente el crecimiento se mantiene impulsado por el consumo privado.
Las medidas de política económica adoptadas en los últimos años en nuestro país en contextos de crisis apuntan a proteger el mercado interno y preservar el nivel de empleo. En este sentido se entienden en la actualidad a la administración del comercio exterior –para avanzar en el proceso de reindustrialización por sustitución de importaciones–, las políticas industriales –que apuntan a proteger a sectores específicos con vulnerabilidades potenciales–, la redistribución progresiva del ingreso –con impacto positivo también sobre el consumo– y las políticas de protección de empleo, entre otras. En el caso del mercado de trabajo resulta importante destacar la vigencia del Programa de Recuperación Productiva (Repro) y la aplicación de los Planes Preventivos de Crisis (PPC) por parte del Ministerio de Trabajo de la Nación. Ambos programas apuntan a evitar despidos frente a situaciones desfavorables. Estos programas resultaron exitosos durante el impacto de la crisis en 2008 y 2009, y se retoman frente al contexto internacional actual.