El libro de los abrazos.
18 jul 2012
La pálida Por Eduardo Galeano
Mis certezas desayunan dudas. Y
hay días en que me siento extranjero en Montevideo y en cualquier otra
parte. En esos días, días sin sol, noches sin luna, ningún lugar es mi
lugar y no consigo reconocerme en nada, ni en nadie. Las palabras no se
parecen a lo que nombran y ni siquiera se parecen a su propio sonido.
Entonces no estoy donde estoy. Dejo mi cuerpo y me voy, lejos, a ninguna
parte, y no quiero estar con nadie, ni siquiera conmigo, y no tengo, ni
quiero tener, nombre ninguno: entonces pierdo las ganas de llamarme o
ser llamado.