2 nov 2011

Eslabones de la crisis internacional Por Lido Iacomini

Noviembre 1 de 2011 -

Las turbulencias, convulsiones e incluso violencias que vienen sacudiendo a distintas naciones están imbricadas por la crisis de un sistema de dominación que esta vez - en estos comienzos del siglo XXI- ha estallado en el corazón de su propio territorio. Simultáneamente se ha puesto de relieve la debilidad e incipiencia de los inacabados modelos y proyectos confrontativos con la unipolaridad neoliberal norteamericana. Aunque la multipolaridad está en pleno desarrollo, las experiencias de las nuevas naciones que se hacen lugar en el escenario internacional, no poseen la suficiente masa crítica ni un perfil suficientemente delineado como para convertirse en una alternativa que conjugue las fuerzas de los pueblos y naciones oprimidos por la crisis provocada por el imperialismo encabezado por los EEUU.

La crisis financiera que hoy golpea a los países centrales, y que se proyecta sobre la economía real de gran parte del planeta, no pudo resolverse multiplicando el saqueo del mundo periférico y por el contrario los países emergentes se han constituido en el principal motor de la economía mundial. Europa enfrenta una coyuntura crítica de difícil resolución en sus eslabones más débiles y la unidad de la Eurozona está cuestionada por la persistencia de las medidas fondomonetaristas que la conducen a un estallido de proporciones. Desde los duros años de la segunda guerra mundial Europa no atraviesa una circunstancia económica tan difícil, y por contradictorio que parezca, acude a viejos gestos imperiales: la derecha europea ensaya una fuga hacia adelante y Sarkozy pretende revivir los viejos sueños de la época de los ¨territorios de ultramar¨, y se pone al frente de los bombardeos de la OTAN sobre Libia, como mascarón de un EEUU que pretende ocultar los asesinatos cuasimafiosos como método sustitutivo de la política. Mientras el FMI, subido a la tarima del rematador, se apresta a liquidar a precio vil los restos del Estado de Bienestar, comenzando por las empresas de servicios estatales de la Europa periférica. Igualito a  nuestro 2001, una “segunda parte” que mixturará farsa con tragedia.
Ante la naturaleza ¨global¨ de los problemas, no resulta extraño que en distantes territorios de la tierra, aparezcan respuestas populares con rasgos comunes: la sorpresiva contundencia de los jóvenes de la plaza Tahir semeja a las insurgencias de los ¨ indignados ¨ de distintos países europeos y tiene vasos comunicantes con los levantamientos estudiantiles en el Chile de Piñera, a la vez que ejerció una influencia notable sobre el resto de los países de Medio Oriente y el norte de África, incluido Israel. Con predominio de la opresión, a veces económica o a veces política, pero siempre la opresión y el mantenimiento de un statu quo a favor de los norteamericanos.

Siempre dos miradas, dos caras, dos posibilidades
Pero la crisis económica expresa  la incapacidad de EEUU de sostener su papel hegemónico a escala planetaria. Imposibilitado de detener los procesos democratizadores que amenazan con quitarle a Israel la garantía egipcia, se apresura a fabricar procesos como en Siria e infiltrarse en escenarios complejos como en Libia, practicando la subversión y la desestabilización. Nadie ni nada puede asegurarle que pueda controlar las fuerzas desatadas en el marco de fluidez de la crisis. Pero su apuesta es reconfigurar los mapas de las zonas mas críticas negociando cuotas de intervención con los únicos que interpreta como posibles ganadores de la debacle europea: Francia y Alemania. Por eso no vacila en matar al hasta ayer nomás principal aliado petrolero de Berlusconi, Muamar Gadafy. Si no alcanza con las libras de carne que pondrán los pueblos de Grecia, Portugal e Irlanda vayan preparando el cuero españoles e italianos. Mientras tanto la gran banca alemana y francesa, incluso norteamericana, espera comprometer a los chinos en el salvataje financiero europeo. Paradoja de un destino europeo encorsetado por la necesidad: los chinos seguramente estarán dispuestos a introducir una cuña estratégica, que les  cuesta poco pero que venderán por mucho, en una Europa fisurada entre naciones ricas y pobres.

Un escenario diferente
      América latina no sólo está en otro continente sino en otra situación. La creciente unidad de sus países y la profundización de sus políticas transformadoras en beneficio de su emancipación y el bienestar de sus pueblos, en la medida que cortan amarras con la  experiencia neoliberal, siembran semillas de un nuevo orden internacional acorde con las necesidades de un mundo más justo e igualitario. Una nueva institucionalidad se va  forjando en la perspectiva de una patria grande. Un Sistema de Defensa Común y el Banco del Sur son paradigmas de creaciones que se corresponden con su avance protagónico. Hervidero de nuevas ideas que si bien en muchos casos abrevan en tradiciones políticas preexistentes, se hacen cargo de las características distintivas del mundo actual y de los errores cometidos por los viejos luchadores de las causas emancipatorias. Mientras los europeos naufragan entre las viejas recetas de la ortodoxia económica e izquierdas y derechas anquilosadas se sienten interpeladas por los pueblos que los turnan en los gobiernos como quien pone un blanco móvil para pegarle, América latina crece en coherencia  e incrementa su prestigio entre los pueblos que la observan. Es reflejo de esta situación la simpatía internacional ganada por Cristina Fernández de Kirchner al arrasar en la elección del 23 de Octubre. Es difícil  creer que Obama cometa la ingenuidad de ir a un encuentro con la presidenta recién elegida con casi el 54% de los votos para presionarla para que abandone sus políticas y sus alianzas. Ningún presidente norteamericano, demócrata o republicano, deja de sufrir los síndromes del alacrán y sus reflejos autoritarios. Pero en lo esencial es mas bien el reconocimiento de una nueva realidad emergente en Latinoamérica. Cristina asistirá al G20 para reiterar su discurso férreamente elaborado y apoyado en las convicciones que Néstor no dejó en las puertas de la Casa de Gobierno cuando entró aquel 25 de Mayo del 2003. La versión 2011 del G20 no producirá consensos importantes y asistiremos a una agudizada puja por imponer visiones enfrentadas, como enfrentados son nuestros intereses con los de quienes provocaron esta crisis. Estaremos en minoría pero en un marco de simpatías crecientes. Estamos convencidos que la razón está del lado de Latinoamérica. Aunque sabemos que no hay determinismo histórico que nos asegure que sabremos aprovechar ese difuso apotegma que dice que toda crisis es una oportunidad. Pero mucho menos que la prepotencia norteamericana y de la OTAN constituyen un camino de salida de la crisis internacional.
Para el número de noviembre de la Revista “El Pancho y La Coca”