19 ene 2011

Argentina: Expansión agraria y la inútil protesta.


La adopción de un nuevo patrón de crecimiento tras el colapso del régimen de convertibilidad produjo alteraciones sustantivas en la distribución del excedente en el sector agropecuario pampeano, aunque no implicó una modificación de las tendencias observadas desde mediados de los años noventa en la producción sectorial, cuando se asistió al inicio de una etapa de vertiginoso crecimiento del área sembrada y de la producción. Por Nicolás Arceo * En efecto, durante la posconvertibilidad se profundizó dicho proceso pasando la superficie destinada a la producción de cereales y oleaginosas desde las 26,3 millones de hectáreas en la campaña 2000-2001 a casi 30 millones de hectáreas en la campaña 2009-2010. Este proceso se sustentó en un notorio incremento en la rentabilidad de la producción agrícola y, en particular, de la sojera, que pasó a representar casi el 62 por ciento del área sembrada en la última campaña.


La devaluación de la moneda, y el posterior mantenimiento de un tipo de cambio competitivo, implicó un sensible incremento de la rentabilidad de la producción agrícola, a pesar de la aplicación de retenciones a las exportaciones desde el año 2002. En otras palabras, el nuevo “modelo productivo” permitió una mayor apropiación del excedente agrario por parte de los productores, que vieron incrementados sensiblemente sus márgenes brutos de producción desde los 209 dólares constantes por hectárea durante el régimen de convertibilidad hasta los 272 dólares en el período comprendido entre los años 2002 y 2010.

Sin embargo, esa elevada rentabilidad en dólares no da cuenta del extraordinario incremento de su capacidad adquisitiva local. Al evaluar los márgenes brutos en pesos constantes, es decir según su capacidad adquisitiva en el mercado local, se observa que los mismos pasaron de un promedio de 581 pesos por hectárea durante el régimen de convertibilidad a 1432 pesos en el período 2002-2010. Es decir, el margen agrícola en pesos constantes prácticamente triplicó los valores verificados durante la etapa previa.

A su vez, el incremento de la rentabilidad se reflejó en un aumento del valor de las tierras agrícolas pampeanas. En el caso de la zona núcleo, el precio promedio por hectárea pasó de 3109 dólares durante la vigencia del régimen de convertibilidad a casi 14.000 dólares en el año 2010. Por lo tanto, el nuevo patrón de crecimiento no sólo implicó una mayor rentabilidad de la producción agrícola, sino que posibilitó además una elevada ganancia patrimonial, la cual fue reforzada por la pesificación asimétrica de los pasivos del sector agrario tras la devaluación de la moneda a comienzos del 2002.


Se debe resaltar que la elevación de la rentabilidad de la producción agrícola fue una consecuencia directa de la política económica, ya que hasta el año 2006 los precios internacionales de los principales cultivos de exportación se mantuvieron por debajo del nivel que habían exhibido en promedio durante el régimen de convertibilidad. Efectivamente, el precio de exportación en dólares constantes de los cuatro principales cultivos pampeanos (ponderados según la superficie sembrada) se ubicó en el período 2002-2006 un 2,9 por ciento por debajo del valor registrado durante la década del noventa.

Por lo tanto, al menos hasta 2006, el incremento de la rentabilidad agraria no obedeció a la existencia de una coyuntura internacional excepcionalmente favorable, tal como se sostiene desde diversas entidades del sector, sino a la reducción de los costos de producción en dólares como consecuencia del nuevo patrón de crecimiento, cuyo eje central fue el mantenimiento de un tipo de cambio competitivo. La modificación de las condiciones imperantes en el mercado mundial condujo desde 2007 a un vertiginoso ascenso en los precios de los productos agrarios, proceso que, crisis financiera mediante, posibilitó aun en un contexto de paulatina apreciación del tipo de cambio la elevación de los niveles de rentabilidad en la producción agrícola. En el año 2010, los márgenes brutos por hectárea en la producción agrícola evaluados en dólares constantes fueron un 10,6 por ciento más altos que los registrados en el período comprendido entre 2002 y 2006, cuando ya eran de por sí muy elevados en términos históricos.

En síntesis, a lo largo de la posconvertibilidad se verificó un notorio incremento en la rentabilidad de la producción agrícola. En una primera etapa, dicho proceso estuvo asociado a la presencia de un tipo de cambio real excepcionalmente elevado, en tanto que desde 2007 el aumento en los niveles de rentabilidad estuvo determinado por la sensible elevación de los precios de los productos agrícolas en el mercado mundial. Es más, la subida de los precios internacionales a lo largo de los últimos meses permite prever no sólo el mantenimiento sino también el aumento en los niveles de rentabilidad agrícola a lo largo del presente año.

* Investigador de Cifra.

Producción: Tomás Lukin

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Addenda
Las retenciones son también las bases de las ganancias agropecuarias de los productores argentinos ya que
contribuyen a mantener el dólar alto, clave substancial para que las exportaciones sean exitosas. El gobierno subsidia al dólar para que mantenga una relación de casi uno a cuatro con una suma de 4000 millones (unos 16.000 millones de pesos) Las retenciones contribuyen con un valor, pero el sistema económico montado retribuye por diez las ganancias.

De no existir este subsidio y dejando el dólar en libre flotación, el mismo pasaría a valer hoy 1,70/ 80. En este caso la soja y otros productos agrícolas valdrían menos que la mitad. También las producciones industriales que exportan perderían su posibilidad, Los precios no serían tan atractivos para ser vendido en el mercado externo y las ganancias caerían de manera precipitada.

La prueba es que los productores de Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile etc. (que no tienen retenciones) ganan menos que un productor de la Argentina que además de tener este subsidio al dólar tiene también subsidiado el gasoil, la semilla y los fertilizantes. Lo que se dice un verdadero negocio redondo.

A la luz de estos hechos se puede comprender que la protesta del campo ha sido una cuchillada intencional hacía el gobierno y no una verdadera necesidad económica.

En los países limítrofes no hay nada de esos subsidios. Los costos se encarecen y las ganancias de los productores son menores. Vean en este link una breve investigación del diario Clarín hecha en plena protesta del campo en el domingo 8 de junio del 2008, por la periodista Silvia Naishtat.   www.clarin.com/diario/2008/06/08/elpais/p-01003.htm La Federación Agraria Argentina (FAA) es una organización patronal de productores rurales de la Argentina fundada en el 15 de agosto de 1912, en el curso de una histórica protesta de arrendatarios y pequeños productores rurales conocida como Grito de Alcorta. La mayor parte de sus miembros son pequeños y medianos propietarios rurales, principalmente concentrados en las provincias de Santa Fe y Córdoba. (WIKIPEDIA)

En el 91 Congreso Nacional, celebrado en el 2003, se aprobó un propuesta que, bajo el título "'Trabajo, producción y equidad para volver a ser Nación'", contenía fuertes críticas al modelo neoliberal y los procesos de concentración económica en el campo, así como también a los oligopolios en las cadenas de comercialización y exportación de los productos agropecuarios.
Buzzi fue militante del partido comunista.

Buzzi ahora es la pata más activa de la mesa de enlace, el que cuestiona con más fuerza la política económica agropecuaria del gobierno. Para haber adherido la FAA a la constitución de la misma mesa de enlace traicionó a sus asociados, quienes no pudieron aprovechar las condiciones de favor que el ofrecía el gobierno de Cristina Kirchner a los pequeños y medianos productores. Buzzi, en la práctica, ahora está al servicio de los grandes intereses, descuidando las cooperativas que son la esencia de la FAA.