30 jun 2010

El derrumbe del Estado de bienestar en Canadá y la lección argentina (primera parte) Por Federico Bernal


Federico Bernal
Culminó hace pocos días la Cumbre del G20 en Canadá. Allí se debatió la crisis internacional desde dos posiciones claramente disímiles: de un lado, la que alienta la ejecución de políticas anticíclicas, y del otro, la que propone ajustar al sector público, flexibilizar el trabajo y achicar al Estado. Durante su notable intervención en la Cumbre, la presidenta Cristina Fernández señaló: “Éstas (por las políticas de ajuste tomadas por varios países centrales) son una réplica exacta de lo que pasó aquí (en la Argentina)…” En efecto, las actuales políticas de ajuste y de desmantelamiento del Estado benefactor aplicadas por muchos países desarrollados son una réplica exacta de lo acontecido en la Argentina neoliberal.
Inversamente, y como se advertirá a lo largo de este artículo, la Argentina de 2003 a la fecha constituye un excelente ejemplo de país emergente en cuyo seno se gesta y consolida aquel mismo Estado de bienestar edificado por los países centrales durante buena parte de su existencia. A propósito, sírvase el lector de un sucinto repaso histórico de la política social y económica del país anfitrión del G-20, Canadá, otrora gobernado por políticas proestatales, socialmente inclusivas y autónomas, hoy sumido en la desesperanza ajustadora letalmente impuesta desde Washington. Unidad territorial y librecambismo versus proteccionismo en Canadá. Una vez lograda la unidad política y económica de las ex colonias británicas al norte de Estados Unidos con la Confederación de Canadá en 1867, las clases y los sectores sociales deseosos de un Canadá moderno, socialmente justo e industrial, se hicieron del poder. En 1879 sus propuestas y ambiciones cristalizaron con el lanzamiento del Programa Política Nacional (PPN), verdadero programa económico nacional y popular.

Desde entonces y mediante tarifas proteccionistas, la defensa y promoción de la industria doméstica fue incrementándose sin pausa hasta 1930, permitiendo insertar a Canadá en la clase de países con tarifas aduaneras elevadas (Canadian Tariff Policy. Mackintosh W. A. - 1933). Al respecto, las investigadoras Eden y Molot (Canadian Public Policy - 1993) afirman que el PPN inaugurado en 1879 –aunque nacido formalmente con la Confederación en 1867– llegó hasta 1981, siendo invariablemente compartido tanto por gobiernos conservadores como por liberales, estos últimos sus históricos y naturales detractores. De hecho, la última iniciativa liberal que se atrevió a terminar con un Canadá moderno y desarrollado fue la del primer ministro Wilfrid Laurier (1896-1911).

Pocos meses antes de concluir su mandato y ante el enojo de sus bases sociales (agricultores de las praderas occidentales) por su plegamiento al proteccionismo industrial, Laurier propuso a la nación un acuerdo de libre comercio de materias primas con Estados Unidos. Pero el Canadá industrial y proteccionista alzó su voz contra la iniciativa. La presión fue tan fuerte que el líder liberal debió plebiscitar su propuesta… y perdió. Los intereses librecambistas del occidente agrario y su lucha contra el proteccionismo industrial fracasaron. De ahí en adelante, vendrían 70 años de expansión e influencia estatal sobre los sectores vitales de la economía, el crédito y la sociedad, sentando las bases del Estado de bie­nestar que hizo de Canadá una potencia socioeconómica, el mismo Estado de bie­nestar que hoy está amenazado de muerte en ese país y en buena parte del Primer Mundo.

Estatización del trigo, banca nacional, radiodifusión y aerolínea de bandera. Con la derrota total del liberalismo en 1911, el PPN fue absorbiendo cada vez más y mayores acciones y consignas. Entre 1917 y 1923 se estatizaron dos tercios del sistema ferroviario transcontinental y se creó la Compañía Ferrocarrilera Nacional de Canadá. La solidez de las políticas económicas nacionales iniciadas en 1879 permitió que el crecimiento industrial no se detenga con la Primera Guerra Mundial, sino con la depresión del ’30, aunque sólo por un período de cinco años.

En realidad, y a diferencia de lo ocurrido en el presente, la respuesta que aquel Canadá encontró a la crisis internacional pasó por un paquete masivo de políticas de contención y expansión del Estado empresario en una suerte de New Deal canadiense (el denominado Bennett New Deal, en honor al primer mandatario Richard B. Bennett). Entre sus más importantes medidas figuran: la creación del Canadian Wheat Board (1935), una organización para la producción y la comercialización del trigo cogestionada por el Estado y los agricultores familiares del occidente del país; el Banco de Canadá (1935); la Corporación Canadiense de Radiodifusión (1936); y la aerolínea de bandera Trans Canada (1937). Estas iniciativas, entre muchas otras, no sólo se correspondían con las políticas anticíclicas tomadas por los gobiernos de entonces, sino que también obedecían a las necesidades internas de un país en constante crecimiento y desarrollo.

Empresas públicas, banca industrial, pleno empleo y jubilaciones del Estado. Pero la naturaleza nacional y popular de la política socioeconómica canadiense no terminó con el fin de la Gran Depresión. Entre 1940 y 1981 el PPN ingresó en su segunda etapa, igualmente fundamentada en un Estado benefactor en lo social y keynesiano en lo económico. Durante dicho período se puso en marcha un plan nacional de infraestructura y obra pública con la construcción masiva de autopistas, rutas marítimas internas, aeropuertos y gasoductos internos.

Entre 1933 y 1980, la protección a las personas pasó del 5,8% al 9,4% como porcentaje del PBI (con máximo en 1960, con un 27,6%), mientras que la expansión de los servicios sociales saltó del 22,4% al 31,8%. Según cálculos de los investigadores Howlett, Netherton y Ramesh (The Political Economy of Canada - 1999) el gobierno federal creó, en el curso de la Segunda Guerra Mundial, 28 corporaciones estatales (propiedad de la Corona), algunas nuevas y otras vía nacionalización de firmas privadas. Los mismos autores señalan que este tipo de empresas públicas (crown corporations, en inglés) tuvieron la mayoría de las veces la finalidad de promover regiones económicamente deprimidas mediante la generación masiva de empleo.

Ejemplos de ellas fueron la Sydney Steel y la Cape Breton Development Corporation, esta última, operadora de minas de carbón mineral en la provincia de Nueva Escocia. En 1944, el PPN nacionalizó la empresa marítima Compañía Norteña de Transporte y la minera Eldorado Nuclear, compañía especializada en la extracción de uranio. El mismo año, creó el Banco Industrial de Canadá, banco destinado a brindar apoyo a los emprendimientos industriales a escala nacional. La creación de este banco estaba en línea con el compromiso gubernamental de trabajar por el pleno empleo y por un sistema de salud y de pensiones universales, tal como quedó plasmado en el programa oficial Papel Blanco del Empleo y el Ingreso (1945), en el Medical Care Act y, más tarde, en los Planes de Pensión Canadá y Quebec.

Director del Centro Latinoamericano de Investigaciones Científicas y Técnicas (Clicet) 
http://www.elargentino.com/nota-96879-El-derrumbe-del-Estado-de-bienestar-en-Canada-y-la-leccion-argentina-(primera-parte).html