28 ene 2010

La actual dictadura militar del imperio Por Ernesto Vera

Vivimos el tiempo del despertar patriótico latinoamericano que ha comenzado a hacer realidad la conquista de la segunda independencia y también de la reacción del poder dominante por impedirlo. Todo lo importante que acontece en nuestra región está marcado por ese decisivo conflicto y su énfasis principal de carácter militar, muy presente en la conducta del imperio.

José Martí, en el 157 aniversario de su nacimiento, adquiere la más elevada dimensión, precisamente en nuestros días, por ser el primero en advertir y denunciar el surgir del imperialismo y decirlo desde sus propias entrañas en el instante que imponía el panamericanismo a finales del siglo XIX. Desde entonces se ha comprobado ampliamente la validez de su análisis y conclusión, sin dejar de existir la presencia de ese carácter en la vía supuestamente democrática o de control por la fuerza de las armas. No se trata de algo reservado exclusivamente para los países que considera su traspatio: tiene la gravedad de que la guerra permanente es su política exterior, lo que es algo parecido a un golpe de estado interno del pentágono a todas las instituciones estadounidenses.
Interminables serían los hechos actuales demostrativos del grado creciente del factor militar del imperio como la dirección para continuar sometiendo a los países latinoamericanos, como la proliferación de bases militares, la IV flota, el golpe de estado en Honduras, por sólo citar la esfera armada, aunque sin olvidar el terror mediático de su prensa y la lista amenazante de la posible agresión a los países considerados arbitrariamente como promotores de las drogas y el terrorismo. En cuanto a la historia, Martí estuvo vinculado con un hecho poco conocido titulado el Caso Cutting que tipifica la lucha interna en Estados Unidos e ilustra como se define y de que manera refleja sus consecuencias en nuestros países. En 1886, mediante la provocación de un aventurero norteamericano llamado Augustus K. Cutting, Estados Unidos estuvo a punto de agredir nuevamente al territorio mexicano para anexarse varios estados fronterizos, después de adueñarse de Texas en 1847 y de más de la mitad del territorio mexicano en l862. En el período de dos meses de la crisis, Martí escribió varios artículos a pesar de no contar con toda la información sobre el hecho, pero conocedor de las intenciones perversas hacía su más cercano vecino. Algo muy interesante de lo que narramos reside en cuáles fueron las ciudades donde tuvo efecto el grave diferendo, la ciudad de El Paso norteamericana y Paso del Norte mexicana. Ésta, hoy con el nombre de Ciudad Juárez, fue y es todo un símbolo del daño creciente de la vecindad con el territorio norteamericano, donde el ansia anexionista en aquella época y el narcotráfico en la actualidad, unido al asesinato de centenares de mujeres son expresiones constantes de la violencia, también importada, de un país enajenado por la brutalidad generalizada que se deriva del egoísmo individualista y discriminatorio, excluyente, racista, perverso, sin ética, de una nación fundada con el objetivo imperialista más que comprobado en cada etapa de un acontecer de más de dos siglos. Desde su declaración de independencia excluyente de la población aborigen, los negros esclavos y las mujeres, la lucha formidable del pueblo norteamericano, descrita magistralmente por Howard Zinn en el libro La Otra Historia de Estados Unidos, salvo pocas excepciones, ha prevalecido el carácter agresivo y explotador orientado por casi todos sus diseñadores, fundadores y gobernantes.
Abraham Lincoln tuvo de opositor en las elecciones de su primer mandato a un congresista llamado Stephen Douglas que seis años antes en el año del nacimiento de Martí, había pronunciado un discurso en el senado de Estados Unidos, con el planteamiento fundamental siguiente:
“El gran pueblo americano cuyo destino manifiesto es la hegemonía sobre todos los países del continente, no debe comprometer su desarrollo económico y político porque un ideólogo ponga su firma al pie de un papel que nada significa… No es posible dejar que nos ganen con documentos diplomáticos, tras inútiles conferencias de paz, lo que nosotros podemos tomar a nuestro arbitrio con acorazados y cañones”.
Ello ocurrió poco después de la anexión de Texas y nueve años antes de la invasión de aquel enorme territorio mexicano. Martí no pudo tener experiencia directa de esos hechos, pero en 1886 conoce, enfrenta y combate, el propósito frustrado de la tercera anexión del país mexicano. Cutting representó el intento más grosero del imperialismo y tuvo para Martí tanta importancia que lo llevo a expresar el pensamiento que sirve de exordio a estas líneas.
Sin ir mas lejos, hoy, en este instante, Estados Unidos ha asesinado a un millón de iraquíes, hizo fracasar la conferencia sobre el cambio climático e invadió con miles de soldados armados a Haití.
El nuevo presidente de Estados Unidos Barack Obama, en el corto tiempo de un año ya no puede siquiera cumplir su función de relaciones públicas. Su conducta reiteradamente agresiva lo impide. Pero imaginemos que haya tenido realmente la intención del cambio, ¿habría podido hacerlo? José Martí, hoy más vigente que nunca, diría que no.
http://www.argenpress.info/2010/01/la-actual-dictadura-militar-del-imperio.html