20 nov 2009

“Creo en un Estado fuerte pero con una visión estratégica de muy largo plazo” (JAVIER MADANES QUINTANILLA) Por Por Hernán Dearriba



Una rara avis en el mundo empresario local, el presidente de Aluar, Madanes Quintanilla reclama un Estado fuerte, impulsa la masiva participación de los trabajadores en el debate gremial y sueña con una estrategia de país pensada a largo plazo con el ejemplo de naciones como Corea o Brasil.

Javier Madanes Quintanilla repasó el impacto que tuvo la crisis económica internacional en Fate y Aluar, advirtió que el cataclismo económico cambió las reglas de juego por un tiempo prolongado y abogó insistentemente por la presencia de un Estado fuerte con una mirada de muy largo plazo que defina la estrategia de país que requiere la Argentina. Partidario de la industrialización, afirma que en el país hay un sinnúmero de oportunidades de negocios, aunque advierte que no alcanza con la agroindustria para garantizar una vida digna para 40 millones de personas. Lejos de la visión maniquea de buena parte del empresariado, Madanes sostiene que la crispación social es el resultado de la baja participación de la sociedad en general y los trabajadores en particular en el proceso de discusiones gremiales. Dice que extraña las políticas de Arturo Frondizi y sueña con un sector industrial con mayor participación de empresarios nacionales para revertir la creciente tras nacionalización de la economía.


-¿Cuál fue el impacto de la crisis en Fate-Aluar?

-La crisis nos pegó al igual que a toda la humanidad. El tema del nivel de precios resume todo. Veníamos de un producto que tenía un nivel de precios de 3.500 dólares la tonelada y de buenas a primeras pasamos a 1.250 dólares en cuatro o cinco meses. Fue un proceso muy violento que se dio entre junio de 2008 hasta enero o febrero de 2009. Fueron los seis meses trágicos de la crisis. Esto es una referencia en cuanto al precio, obviamente eso tiene consecuencias de todo tipo.

-¿Qué tipo de consecuencias?

-Esto cambió las reglas de juego por un tiempo muy largo, más allá de que la recuperación mundial puede estar dando vueltas por ahí, pero al menos en lo que a mí me ha tocado, ha sido el período más violento de cambio de variables que yo recuerde. Además nos agarró en un período de crecimiento. Esto cambió todo, cambiaron las relaciones comerciales en el mundo, las relaciones con las entidades financieras. Algo que en su apogeo en un corto tiempo generó un cambio profundo que va a quedar instalado por mucho tiempo. A pesar de que se va viendo una ligera corrección.

-Algunos analistas comienzan a plantear ya el inicio de la recuperación…

-Creo que cuando hablamos de recuperación es un poco prematuro. De marzo a la fecha subimos un escalón y medio, después de haber caído diez. Para hablar de reversión de ciclo debemos esperar un par de trimestres y recién podremos hacer un pronóstico más serio hacia mediados del año que viene. Pero de todo esto van a quedar aprendizajes muy profundos.

-¿La salida será igual en todo el mundo?

-Nosotros en nuestro volumen de producción aproximadamente un 30% es mercado interno y el restante 70% es para el mercado externo. El mercado interno cayó curiosamente ligeramente menos que el internacional. La región, por algunas razones, sufrió menos que el mercado internacional, pero cuando se habla de mercado internacional tampoco se lo puede ver como un todo. El caso de Aluar es una empresa que exporta a distintas regiones, Asia, los EE.UU. y Europa y a distintas actividades, trabajamos con la industria automotriz, la alimentaria y el sector de la construcción. El impacto de la crisis fue marcadamente distinto de acuerdo a cada sector y a cada empresa, con lo cual las relaciones con los clientes, cambiaron.

-¿Los segmentos se cayeron todos juntos o hubo una progresión?

-En la primera etapa lo más dramático se dio en el sector automotor pero en el mediano plazo lo más profundo está dado en la construcción y el sector que menos sensible a la crisis ha sido fue el de los alimentos. En la región particularmente la señal de la industria automotriz son favorables. Estamos hablando de un año 2010 muy sostenido para Brasil y Argentina. Cuando uno mira los números de la industria automotriz proyectado para 2010 son profundamente optimistas. Creo que tenemos que hablar de regiones, esto le pega distinto a cada una.

-¿Le preocupa la extranjerización de la economía argentina?

-La matemática no engaña, hoy de las principales 500 empresas, el 85% no son de control nacional, lo cual me parece que es algo muy obvio, Argentina se ha ido desnacionalizando, los jugadores locales son cada vez menos, ver las causas de esto es un tema más complejo. Hay una actitud del inversor de riesgo local en la Argentina que no está muy cómodo y prefiere más la inversión especulativa o estar con una pierna adentro y otra afuera en el país. Frente a eso lo que va ocurriendo es que uno ve que inversiones de otros lugares se van acercando muy agresivamente, no desde el punto negativo, pero falta la contraparte argentina.

-¿Falta entonces lo que Aldo Ferrer denomina como la densidad nacional, ese cúmulo de dirigentes empresarios, políticos y sociales que se pongan de acuerdo sobre el destino del país?

-Tengo todavía algún recuerdo más o menos limpio de lo que fue la política del doctor Frondizi, y la extrañó y mucho. Creo que efectivamente en algo no hemos logrado generar esta cultura, las razones, no culpas, por las que esta cultura no se instaló tienen que ver con los propios agentes privados locales y en parte con el error de algunas políticas de estado. Lo cierto es que no tenemos un empresariado tan pujante como puede tenerlo hoy Brasil, eso es algo que es bastante poco discutible. Sería un hecho muy positivo tenerlo, no es neutro. Creo que la participación de gente local con una plena identidad asociada al país sería algo casi indispensable.

-En ese contexto. ¿Cuál debería ser el perfil productivo del país, debemos concentrarnos en las ventajas comparativas del sector agropecuario o pensar seriamente en una economía más segmentada?

-La segmentación se da de hecho en cualquier sociedad que quiera crecer. En un país de 40 millones de habitantes no creo que podamos especializarnos en fabricar relojes o chocolate. Vamos a tener que tener una mezcla de cosas. Si tenemos algunas ventajas comparativas en lo que es el sector agro exportador, con eso sólo semejante masa de gente no va a poder tener una vida plena. El sector industrial es una pata indispensable pero me da la impresión que está todavía bastante relegado. A través de la suma de las inversiones de riesgo vamos a poder lograr una mejor condición de vida para 40 millones de habitantes. Si queremos especializarnos en una sola cosa me parece que ahí vamos a estar metiendo la pata.

-¿Cual considera que es el principal desafío que debe enfrentar por estas horas la economía argentina?

-Transitando todavía la crisis, el tema de las alianzas estratégicas internacionales creo que es el principal desafío. La Argentina va a tener que tener mucha claridad de cuáles son sus mercados, cuáles sus socios comerciales y cómo complementarnos con otros países, tanto en lo que es intercambio de productos como en lo que significa la inversión de riesgo, vamos a tener que tener buenos casamientos en ambos rubros. Tal vez el ejemplo más claro de corto plazo sea la relación con Brasil, vamos a tener que hacer un tremendo esfuerzo por lograr mejorar aceleradamente el vínculo con Brasil que es una locomotora que por lo menos en la próxima década serviría muchísimo.

-Pensar entonces de manera estratégica…

-El desarrollo de relaciones inteligente es algo que por lo general los países que son exitosos han salido a hacer en el pasado. Con lo cual no quiero decir que tengamos que tener una relación con tal o cual país en particular. Tenemos que tomar decisiones estratégicas de muy largo plazo y trabajar sobre ellas. Y ahí aparecerán los socios de riesgo y los socios comerciales en distintas áreas donde la Argentina tiene ventajas comparativas importantes. Todavía tenemos recursos naturales muy abundantes como es el caso de la minería. Recomponer las reservas de hidrocarburo es un tema prioritario en el mediano y largo plazo, aprovechar una muy buena base académica y que el país mantiene en el sector de investigación y desarrollo es una posibilidad interesantísima que mejore las condiciones de vida de la sociedad en general y de la clase media en particular. Oportunidades hay muchas, por ahí faltaría un poco más definir hacia dónde nos dirigimos.

-¿Cuál debería ser el rol del Estado en la economía?

-Yo creo en un Estado fuerte, pero con una visión de muy largo plazo. Creo que el Estado debería tener una visión de más largo plazo que la de los propios agentes privados. La percepción que tengo es que los ejemplos que han sido exitosos, podemos dar casos como el de Corea, el propio caso de China, la India o Brasil, son todas sociedades donde el Estado se puso una meta muy larga y apostó a un determinado modelo y a partir de allí los sectores privados se encolumnaron detrás de ese modelo y pelearon con esas reglas de juego. A algunos agentes les fue bien y a otros mal, pero al Estado y a la gente les fue bien. El caso de Corea es un país que en términos relativos ha quintuplicado el ingreso per cápita desde los años '70 a la fecha. En el caso de Brasil está viviendo un proceso similar. Yo creo en ese modelo de Estado, pero también es cierto que el modelo de Estado responde a lo que la sociedad demanda, con lo cual más que reclamarle algo a un Estado uno debería preguntarse por qué la sociedad no ha logrado que se construya un Estado que crea que la visión de largo plazo es condición primordial para ser exitoso en la gestión.

-¿Cómo cree que talla en este momento de salida de la crisis el financiamiento para el -sector productivo?

-El problema del financiamiento es complicado, pero las grandes empresas tienen herramientas comparativamente mejores que las pequeñas y medianas. Entonces no me gustaría en esto ser injusto. Ha sido un problema muy serio, sobre todo en el período de tiempo en el que los bancos desaparecieron. Estuvimos seis meses con las líneas cortadas, ni siquiera nos atendían el teléfono. Esto se dio prácticamente en la totalidad de los bancos. Había pánico, hablar de líneas de financiamiento nuevas o discutir las líneas de financiamiento existentes era un tema muy complejo. Bueno, ahora hay una especie de desesperación por colocar créditos, la codicia del ser humano es infinita, bastó que la tasa de interés se acercara a cero para que surja una especie de desesperación por colocar fondos. Yo espero que hayamos aprendido la lección. No hay que subirse a la borrachera que se va dando en la medida en que la tasa tiende a bajar. Por lo menos en nuestro caso tomamos las cosas con mucha prudencia y no nos embarcamos a pesar de una oferta de dinero que es grosera en los últimos dos meses, en cosas que creemos que no podemos manejar porque pensamos que todavía la crisis tiene un recorrido por delante. Pero todavía las pymes en la Argentina tienen restricciones de financiamiento muy importante que afectan directamente al consumo.

-En los últimos tiempos se habla mucho en los medios masivos de la instalación de un estado de crispación social. ¿En su experiencia particular cómo percibe ese escenario?

-Lo que venimos notando desde hace tres años, con un grado de preocupación, es que más que un estado de crispación existe una cierta indiferencia del trabajador para con los temas importantes. Una muy poca participación en los temas de fondo que hacen a la remuneración como las condiciones de trabajo. Hay poca participación a nivel de actividad sindical del trabajador en forma personal. Cuando estos conflictos que uno visualiza quiénes lo protagonizan y la masa crítica del conflicto son pequeñas. Es poca la gente que debate estos temas a fondos. La gente en general tiende a tomar distancia, se involucra poco. En el último plebiscito del acuerdo paritario en la planta de FATE de San Fernando sobre la masa laboral que estaba trabajando, sólo depositó el voto en la urna el 20% de las personas.

-¿Eso puede adjudicarse a una falta de representatividad?

No hay una falta de representatividad, ese no es un argumento para no comprometerse. Noto que no hay mucha vocación de participación. Mi opinión es que la crispación que uno puede ver en la calle proviene más de un estado inicial de apatía que de un estado inicial de disconformidad.

-Según esa visión no se discute lo que se tiene que discutir, pero sí cuestiones que no son centrales…

-La Argentina se ha vuelto tanto en términos de dirigencia política, como empresaria y sindical en un escenario de fuerte confrontación donde permanentemente se discute desprolijamente. Pero la gente mira mucho de afuera. Entonces periódicamente surgen elementos que irritan. Los conflictos que nos han tocado vivir este año no han tenido prácticamente que ver con temas salariales o con las condiciones de trabajo. Muchas veces las discusiones ni siquiera han tenido que ver con nosotros. Hemos estado en el medio de discusiones de manejo de masas, de dinero, de otro tipo de cosas, lo cual considero que no es positivo para un desarrollo inteligente de la sociedad.

CHINA Y LA DIFERENCIA EN LAS REGLAS DE JUEGO

“Aluar es una de las empresas pioneras en la relación comercial con el Asia. En el caso de la empresa tiene una relación comercial con Japón desde la década del 70, así que las crisis allí las hemos vivido todas, es nuestro mercado principal en Asia, en otros mercados asiáticos participamos mucho menos, pero en Japón tenemos contratos de largo plazo. Por ahí en el spot participamos en el mercado coreano y esporádicamente en el chino pero la relación de largo plazo es con Japón y el mercado japonés sufrió esta crisis como pocos”, explica el ejecutivo.

-¿Y qué expectativas le despierta la posibilidad de un vínculo más estrecho con China?

-China es un país que daría la sensación de que va a estar apuntando al crecimiento del mercado interno. Hay un gran aliento al consumo a partir de la crisis, va a poner toda su pólvora en el crecimiento del mercado interno. La compañías chinas están teniendo un crecimiento muy acelerado y lo están haciendo muchas veces con parámetros diferentes a los que nosotros conocemos.

-¿Qué quiere decir con eso?

-La preservación del medio ambiente en China no es impedimento. Si nosotros produjéramos con una propuesta de energía como la que los chinos tienen, no podríamos tener la planta abierta durante 24 horas. Estos procesos se han vivido en otras regiones y progresivamente las cosas van cambiando, la preocupación por el medio ambiente va en aumento, los salarios industriales van creciendo, las cosas cambian. Respecto a China creo que paises como el nuestro tienen que ser muy prudentes porque todavía nos falta entender cómo va a ser el proceso de consolidación de China.

Por ahora en algunos rubros es un jugador que juega con reglas diferentes a lo que lo hacemos nosotros. Eso en cuanto a la posibilidad de complementación comercial, en cuanto a la posibilidad de participación en el mercado chino, evidentemente para una empresa argentina no es tan simple estar presente, invertir y competir en el mercado chino.

-¿Se les hace difícil competir en esas condiciones?

-Son culturas diametralmente opuestas. Por ejemplo los criterios con los cuales se consumen los insumos son modalidades totalmente diferentes a los que usamos. China es un gigantesco comprador de caucho en el mercado internacional, y nosotros compramos caucho, pero el gobierno chino promueve el desarrollo de minifundios en todos los paises periféricos donde gasta gigantescas sumas de dinero en desarrollar proveedores. Los cuales a partir de estos préstamos tienen un precio preferencial y una condición de preferencia para abastecer el mercado chino. No creo que para un país como Argentina o Brasil le sea tan simple competir con este tipo de políticas de Estado. En el caso del aluminio, el gobierno chino dedicó más de 2.000 millones de dólares para comprar aluminio que guardaba y pagaba un precio superior al base del mercado.

PESE A LA CRISIS NO SE PARARON LAS OBRAS

-¿La crisis paralizó las obras de ampliación que tenían previstas en Aluar?

-Las obras nunca se paralizaron. Si uno tuviera que medir los meses de demora respecto del cronograma original, corrimos seis meses. Ya sea por ralentizar el ritmo u otras cuestiones, pero nunca se paró. A través de una modificación del ritmo de obra hemos ralentizado en seis meses la puesta en marcha de los proyectos que estaban ya en ejecución. Teníamos estimado poner en marcha en junio o julio próximo lo vamos a estar poniendo en marcha a finales de 2010.

-¿La misma actitud se tomó con la producción?

-Hemos hecho lo posible y lo imposible porque la crisis no afecte a la gente que está con nosotros. Durante la crisis Aluar no bajó una tonelada de producción, malvendimos lo que tuvimos que vender pero no paramos una sola cuba o una sola obra por el proceso de la crisis. Nosotros seguimos apostando a la inversión, porque servimos en la medida en que tengamos proyectos de crecimiento.

-¿Cuáles son las perspectivas para el año próximo?

-En el 2010-2011 me sentiría satisfecho con subir un escalón, si el precio de los comodities sube entre un 10 y un 15% más, si el consumo de bienes intermedios también sube otro 10% no una recuperación mágica como algunos prevén, sino algo progresivo y donde no estemos teniendo un caballo desbocado. Esto hay que mirarlo con un cierto cuidado porque las reglas de juego que se han impuesto para la recuperación tienen un riesgo: estamos en una economía mundial con tasas de interés sumamente bajas. El ser humano nunca aprende.
http://www.elargentino.com/nota-66351-Creo-en-un-Estado-fuerte-pero-con-una-vision-estrategica-de-muy-largo-plazo.html