19 ago 2009

El “escándalo de la pobreza” y la dádiva de la caridad Por Ricardo Forster

La pobreza. Desde hace algunos días se ha instalado en el país una suerte de discusión alrededor de esa palabra que viene de muy lejos y que ha recorrido casi toda la historia y la geografía de la humanidad.
.....se convirtió en uno de los recursos clave de las múltiples pastorales cristianas que tendieron a reivindicar al pobre en su condición de cordero de Dios y destinado a la redención al final de los tiempos, una redención por fuera de la historia y como gracia de la bondad divina.
......Una Iglesia que supo con extraordinaria astucia apelar a las fuentes de una retórica que transformó la pobreza en una figura recurrente y desactivada como núcleo de rebelión e insubordinación.
......Caridad y escándalo como palabras extraídas de la cantera de reservas teológicas que guardan los textos sagrados y que siempre pueden venir a explicitar nuestra angustia ante los inescrutables designios de Dios.
.....No hay detrás de ella un sistema socioeconómico que multiplica exponencialmente su inmenso daño mientras la retórica, eclesiástica y de la otra (la de los poderes dominantes que conocen al dedillo los vericuetos del lenguaje hipócrita y mistificador), insiste con la necesidad de combatir a la pobreza mitigando el sufrimiento de los pobres.
......¿Resulta extravagante imaginar un proyecto político que reúna en un mismo arco a los críticos del intervencionismo estatal, a los recolectores gozosos de la renta que dadivosamente les ofrece la pampa húmeda con una organización como Cáritas?
......Dadivosidad, caridad, filantropía son todas palabras que pronunciadas por los poderosos de ayer y de hoy, por los dueños del capital y de la tierra, de los conocimientos y de las tecnologías, no significan otra cosa que la perpetuación de ese escándalo que los escandaliza allí, donde el sistema que profundiza las causas de la desigualdad sigue siendo absolutamente sostenido en medio de tanto altruismo desinteresado.
......Una época, en definitiva, que ama los monopolios privados y que lanza a los fuegos del infierno a cualquiera que se atreva a defender el papel del Estado a la hora de buscar modificar las profundas injusticias del capitalismo. ¿No será ése el escándalo silenciado por el Papa y los medios de comunicación?