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Tal vez, consciente de que la actual correlación de fuerzas políticas no le permite revertir los procesos de cambios que avanzan en Latinoamérica, el imperialismo evita la confrontación directa y maniobra para crear un clima de desavenencia que retrase los programa integracionistas y desvíe a los países políticamente más avanzados, adelantando una peligrosa maniobra diversionista.
Es cierto que, de cara a sus intereses hegemónicos, a Estados Unidos le interesaría disponer de una fuerza militar “in situ” para custodiar las enormes y exclusivas reservas de petróleo, gas, agua dulce y biodiversidad de la región, aunque también lo es que en las condiciones de la tecnología y el armamento de última generación, no resulta imprescindible disponer de siete bases militares, sobre todo cuando nunca faltan lacayos vernáculos que desde dentro abran las murallas.
http://www.argenpress.info/2009/08/america-latina-la-larga-marcha.html