18 jul 2010

La votación que no miente Escrito por Orlando Barone

jueves 15 de julio de 2010

No ganaron los pecadores: perdieron los hipócritas. El resultado de la votación en el Senado expone a la sociedad tal como es. La legitima en su sinceramiento y en sus mentiras. Fue una fiesta de la palabra y del silencio. En ese juego de opuestos la multitudinaria marcha del martes, de militantes católicos en contra del matrimonio igualitario, fue sincera. Expuso su sinceridad sin hipocresía. Igual sucedió en el Senado. Si hay un rasgo virtuoso de la sociedad, del pueblo y de la ciudadanía en la actualidad es el cada vez más rápido ejercicio del sinceramiento en que están-estamos- involucrados. Ese es un extraordinario hecho político. Porque provoca y seguirá provocando en cada uno y en los grupos más diversos discusiones, tensiones, debates y enfrentamientos dialécticos. Todos los temas que se ponen en escena, sea por parte del gobierno, del Congreso, de los opositores, organizaciones religiosas, laborales, económicas o académicas suscitan reacciones en cadena y un alboroto de antagonismos. Y sus contrarios son la aprobación o rechazo. De esto se trata la política cuando está viva. Porque cuando está muerta- y lo estuvo varios años- sepultada por la antipolítica, por el pensamiento único o por la resignación callada, somete a las sociedades a un falso apaciguamiento. Se está viendo, escuchando, participando de discusiones que consiguen transparentar nuestros más profundos sentimientos, ideas, prejuicios e intereses. Y conveniencias, egoísmos, fraternidades, adhesiones y desprecios. Uno
abre la boca y se desnuda aunque pronuncie palabras enmascaradas. Y uno no abre la boca y calla y también se desnuda porque el silencio revela qué es lo que se calla.
Los periodistas y los medios nunca como hoy se ven obligados a sincerarse; y cuanto más que mientan los que mienten, más se sinceran ante el público. Porque la mentira expresada no es hipócrita. Y una vez reconocible tiene el valor de una verdad. Momento vivo éste. Compartimos una historia atravesada por nosotros.
Entre tanto sincerismo la hipocresía es un anacronismo ya superado. Es como fingir en el sexo. Como adulterar tu ADN, ¿para qué? si seguís siendo vos mismo. Por fin la política argentina actúa a cara lavada. Y hasta los que todavía usan máscaras ya no pueden ocultarse. Dios disfrazado de diablo o éste disfrazado de Dios no engañan a nadie. Por eso la votación de hoy en el Senado nos sincera. Entonces descubrimos felices que el organismo social se va quitando partes culturales con fechas ya vencidas. Aunque todavía quedan. Pero “Igualitario” probó que ya no es un concepto imposible.


Carta abierta leída por Orlando Barone el 15 de Julio de 2010 en Radio del Plata.

jueves 15 de julio de 2010

La votación que no miente


No ganaron los pecadores: perdieron los hipócritas. El resultado de la votación en el Senado expone a la sociedad tal como es. La legitima en su sinceramiento y en sus mentiras. Fue una fiesta de la palabra y del silencio. En ese juego de opuestos la multitudinaria marcha del martes, de militantes católicos en contra del matrimonio igualitario, fue sincera. Expuso su sinceridad sin hipocresía. Igual sucedió en el Senado. Si hay un rasgo virtuoso de la sociedad, del pueblo y de la ciudadanía en la actualidad es el cada vez más rápido ejercicio del sinceramiento en que están-estamos- involucrados. Ese es un extraordinario hecho político. Porque provoca y seguirá provocando en cada uno y en los grupos más diversos discusiones, tensiones, debates y enfrentamientos dialécticos. Todos los temas que se ponen en escena, sea por parte del gobierno, del Congreso, de los opositores, organizaciones religiosas, laborales, económicas o académicas suscitan reacciones en cadena y un alboroto de antagonismos. Y sus contrarios son la aprobación o rechazo. De esto se trata la política cuando está viva. Porque cuando está muerta- y lo estuvo varios años- sepultada por la antipolítica, por el pensamiento único o por la resignación callada, somete a las sociedades a un falso apaciguamiento. Se está viendo, escuchando, participando de discusiones que consiguen transparentar nuestros más profundos sentimientos, ideas, prejuicios e intereses. Y conveniencias, egoísmos, fraternidades, adhesiones y desprecios. Uno
abre la boca y se desnuda aunque pronuncie palabras enmascaradas. Y uno no abre la boca y calla y también se desnuda porque el silencio revela qué es lo que se calla.
Los periodistas y los medios nunca como hoy se ven obligados a sincerarse; y cuanto más que mientan los que mienten, más se sinceran ante el público. Porque la mentira expresada no es hipócrita. Y una vez reconocible tiene el valor de una verdad. Momento vivo éste. Compartimos una historia atravesada por nosotros.
Entre tanto sincerismo la hipocresía es un anacronismo ya superado. Es como fingir en el sexo. Como adulterar tu ADN, ¿para qué? si seguís siendo vos mismo. Por fin la política argentina actúa a cara lavada. Y hasta los que todavía usan máscaras ya no pueden ocultarse. Dios disfrazado de diablo o éste disfrazado de Dios no engañan a nadie. Por eso la votación de hoy en el Senado nos sincera. Entonces descubrimos felices que el organismo social se va quitando partes culturales con fechas ya vencidas. Aunque todavía quedan. Pero “Igualitario” probó que ya no es un concepto imposible.
Carta abierta leída por Orlando Barone el 15 de Julio de 2010 en Radio del Plata.