10 jul 2010

Alguien se puso a cantar en la Rosada Por Jorge Giles

Un día como hoy la Independencia vino al galope de la Revolución de Mayo.
Si demoró seis años en llegar a Tucumán, es porque la Inquisición y el absolutismo no querían que los pueblos fuesen libres. Ya está.
De la mano de Belgrano y San Martín ahora somos libres …y lo demás no importa nada. Lo siento mucho monseñor. Disculpe usted, don Bernardino.
Pero este pueblo quiere seguir cantando libertad, libertad, libertad. Sucedió ayer en la Casa Rosada.
En el mismo instante que Fabián, el hijo de Mercedes Sosa, recordaba que su madre les decía poco antes de morir que había que proteger y querer mucho a la Presidenta, con la que se identificaba en los valores de la justicia social y la defensa de los más humildes, alguien comentó por lo bajo:  "Acaban de dictarle prisión perpetua en Tucumán al genocida Menéndez"
No dije nada. Pero sentí que temblaba.
Víctor Heredia y Teresa Parodi cantaban dulcemente: "Yo tengo tantos hermanos, que no los puedo contar, en el valle, en la montaña, en la pampa y en el mar. Cada cual con sus trabajos, con sus sueños cada cual, con la esperanza delante, con los recuerdos detrás"

Atahualpa no podía estar ausente en un homenaje donde Cristina Fernández de Kirchner descubría el retrato de Mercedes en el Salón de las Mujeres.
Los treinta mil tampoco. Cerré los ojos y pude ver a Juana Azurduy acercarse con su uniforme de Generala de la Patria a la recién llegada.

El alma desabrigada oyó que entre ambas se decían "gracias" mientras se abrazaban. Las dos amaron a su modo a este pueblo que las quiso tanto. Juana con el sable en alto. La Negra con la voz afinada en el piano de dios.

Nuevamente alguien susurró: "Condenaron a Menéndez y todos los genocidas; dicen que la gente está llorando emocionada"

La condena a los dictadores acuna un futuro más libre para todos, pensé. Y seguí en silencio escuchando el acto.

Ver a una Presidenta cantar, como arropando la voz de la cantora en ese eterno himno de amor que es "Gracias a la Vida" de Violeta Parra, no es para corazones indolentes. Que la memoria guarde ese instante por los siglos de los siglos.

Con ella cantaban bajito, como pidiendo permiso, las Madres y Néstor Kirchner, Copani, los ministros y algún que otro periodista que cubría el homenaje aguantando el llanto.

La Presidenta nombró a Evita y dijo la pasión; Azucena Villaflor y dijo la memoria; Lola Mora y dijo la creación; Macacha Guemes y dijo la valentía; Manuela Pedraza y dijo la resistencia.
Mercedes, la cantora, es la emoción de un pueblo que la siente viva.

"No creo en las coincidencias" dijo Cristina, pensando en el femenino de la patria, la nación y los valores ya nombrados.
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