Uno de los sucesos de mayor significado político en la historia
reciente de EE.UU. ha sido el avance del estado policial y la ausencia
de prácticamente cualquier tipo de oposición. A pesar del amplio
incremento de los poderes policiales de la rama ejecutiva del gobierno,
del extraordinario crecimiento de una panoplia de agencias represivas
con cientos de miles de empleados, enormes presupuestos públicos y
secretos y una vasta gama de vigilancia policial, incluyendo el
monitoreo de más de 40 millones de ciudadanos y residentes de EE.UU., no
ha surgido un movimiento de masas democrático que confronte al poder y
sus prerrogativas, y proteste contra el accionar del estado policial.
A principios de la década del 50, cuando junto a las purgas macartistas
, se implementaron restricciones a la libertad de expresión, juramentos
obligados e investigaciones tipo "caza de brujas" llevadas adelante por
el Congreso contra funcionarios, figuras culturales, intelectuales,
académicos y sindicalistas, estas medidas provocaron un amplio debate
público y protestas , e incluso resistencia institucional. Hacia fines
de la década del 50, hubo protestas masivas en las audiencias públicas
del Comité de Actividades Antiestadounidense ( House Un-American
Activities Committee -HUAC) en San Francisco (1960) y en otras partes .
Surgieron importantes movimientos por los derechos civiles en oposición a
la segregación racial del Sur, a la complicidad del gobierno federal y
los escuadrones de la muerte de los terroristas raciales del Ku Klux
KLAN (KKK). El movimiento por la libertad de expresión de Berkeley
(1964) fue la chispa a partir de la cual surgieron demostraciones
masivas en todo el país contra los gobiernos autoritarios de las
universidades.
Los movimientos de masas en defensa de los
derechos civiles y de las libertades democráticas se opusieron al estado
policial incubado durante los primeros años de la Guerra Fría.
Un factor clave para entender el surgimiento de los movimientos de masas
por las libertades democráticas fue la fusión con amplios movimientos
sociales y culturales: las libertades democráticas conectadas a l a
lucha por la igualdad racial. L a libertad de expresión era nec esaria
para organizar el movimie nto de masas contra las guerras imperiales de
EE.UU. en Indochina y la rampante segregación racial; para acabar con la
"caza de brujas" llevada adelante por el Congreso y las purgas, esto
abrió la esfera cultural a nuevas voces críticas y revitalizó a los
sindicatos y las asociaciones profesionales. Todo esto t uvo una
importancia cr ucial en la defensa de los arduamente ganados derechos y
avances sociales de los trabajadores.
Frente a la oposición
masiva, muchas de las tácticas públicas del estado policial de la década
del 50, se hicieron encubiertas; la violencia policial selectiva
aplicada contra individuos reemplazó a las purgas masivas. Los
movimientos populares prodemocráticos fortalecieron a la sociedad civil y
las audiencias públicas expusieron y debilitaron el aparato del estado
policial pero no lo destruyeron. Sin embargo, desde principios de los 80
hasta el presente, especialmente en los últimos 20 años, el estado
policial ha experimentado un crecimiento drástico, penetrando todos los
aspectos de la sociedad civil sin una oposición de masas sostenida, ni
siquiera esporádica.
La pregunta es : ¿Por qué el estado
policial ha crecido, e incluso sobrepasado los límites de los periodos
de represión previos, y no ha provocado hasta la fecha ninguna oposición
de masas sostenida? Esto marca un contraste con los movimientos
prodemocráticos amplios de mediados-fines del siglo XX. La existencia de
un aparato del estado policial masivo y en expansión está más allá de
cualquier duda: solo hay que mirar los récords de personal (tantos de
las agencias públicas como de los contratistas privados), los enormes
presupuestos y la gama de agencias involucradas en el espionaje interno
de decenas de millones de ciudadanos y residentes de EE.UU. El alcance y
la profundidad de las medidas tomadas por el estado policial incluyen
detenciones arbitraria s, interrogatorios , emboscadas y confección de
listas negras con cientos de miles de ciudadanos. Mediante órdenes
presidenciales ( fiats ) se estableció el contexto para el asesinato de
ciudadanos y residentes de EE.UU., y el establecimiento de tribunales
militares y campos de detención y apropiaci ones de propiedad privada.
A pesar de estas graves violaciones del orden constitucional y la
continúa erosión de las libertades democráticas, no hubo movimientos
masivos contra la "seguridad nacional", ni movimientos por la libertad
de expresión en las universidades. Solo se escuchan las voces aisladas y
valientes de los activistas y organizaciones especializadas en las
libertades civiles y en defensa de las garantías constitucionales ,
quienes protestan y llevan ade lante juicios legales contra los abuso s ,
pero que carecen de un amplio apoyo de masas, y que además no reciben
ningún tipo de cobertura por parte de los medios.
Para
referirnos a este tema de la inactividad de las masas ante el avance el
estado policial, vamos a tratar el tema desde dos perspectivas.
Vamos a describir cómo los organizadores y agentes han estructurado el
estado policial y cómo han neutralizado las respuestas de las masas.
Luego analizaremos el "significado" de la ausencia de actividad,
desplegando varias hipótesis sobre los motivos y actitudes subyacentes
de la "masa pasiva" de ciudadanos.
Los círculos concéntricos del estado policial
Mientras el alcance potencial de las agencias del estado policial cubre
a la totalidad de la población de EE.UU., de hecho opera sobre la base
de "círculos concéntricos". El estado policial es percibido y
experimentado por la población de EE.UU. según su grado de participación
en la oposición crítica del estado policial. Mientras que el estado
policial teóricamente afecta a todos, en la práctica opera mediante una
serie de círculos concéntricos. El "grupo del núcleo " de
aproximadamente varios millones de ciudadanos es el sector expuesto a la
mayor persecución policial. Entre ellos se hallan los ciudadanos más
activos y críticos, especialmente aquellos que la policía identifica
como asociados religiosos y étnico s de los enemigos extranjeros
declarados, de los críticos y de los supuestos "terroristas". Ellos
incluyen a inmigrantes y ciudadanos originarios de Arabia Saudita,
Persia, Pakistán, Afganistán y Somalia, al igual que estadounidenses
convertidos a la religión islámica.
El control basado en el
perfil étnico y religioso es rampante en todos los centros de transporte
(aeropuertos, estaciones de buses y trenes y en las carreteras). Las
mezquitas al igual que centros islámicos de caridad y otras
instituciones están bajo constante vigilancia y son objeto de
allanamientos, detenciones e incluso de asesinatos al estilo israelita.
El " segundo grupo del núcleo " , blanco de ataque del estado policial,
incluye afroamericanos, h ispanos y activistas por los derechos de los
inmigrantes ( algunos millones de personas). Contra e llos se realizan
redadas arbitrarias masivas y detenciones por tiempo ilimitado sin
juicios al igual que deportaciones masivas e indiscriminadas.
Después de los grupos del núcleo se halla el " círculo interno " , que
incluye a millones de ciudadanos y residentes de EE.UU., que han escrito
o hablado críticamente de la política de EE.UU. e Israel en el Medio
Oriente, que han expresado solidaridad con el sufrimiento del pueblo
palestino, que se han opuesto a las invasiones de Irak y Afganistán o
que han visitado países o regiones opuestas al imperialismo
estadounidense (Venezuela, Irán, Sur del Líbano, Siria, la Franja
Occidental y de Gaza, etc.) Cientos de miles de estos ciudadanos tienen
sus teléfonos, correo y comunicaciones de internet bajo vigilancia; han
sido objeto de controles especiales en los aeropuertos, se le ha negado
el pasaporte, han recibido "visitas" y han sido encubierta y
abiertamente incluidos en listas negras en sus sitios de trabajo,
incluyendo universidades y escuelas.
Los activistas involucrados
en libertades civiles, abogados y profesionales, izquierdistas que
participan en actividades antiimperialistas, prodemocráticas y contra el
estado policial están fichados como "terroristas políticos" en el
laberinto de datos recolectados por el estado represivo. Los movimientos
ambientalistas y sus activistas reciben la calificación de terroristas
potenciales, y sus familias son objeto de hostilidad policial y
"visitas" atemorizantes.
El " círculo externo " incluye líderes y
activistas comunales, religiosos, cívicos y sindicales que en el curso
de sus actividades interactúan con , o expresaron apoyo a , los grupos
del núcleo o del círculo interno y las víctimas de las violaciones del
debido proceso. El "círculo externo" abarca algunos millones de
ciudadanos "fichados" como "personas de interés", lo que puede implicar
la vigilancia del correo electrónico y "chequeos" periódicos de sus
peticiones y otras apelaciones.
Estos "tres círculos" son los
blancos centrales de ataque del estado policial, abarcando más de 40
millones de ciudadanos estadounidenses e inmigrantes -que no han
cometido ningún delito. Por ejercer sus derechos constitucionales, son
objeto de varios grados de represión y ataques por parte del estado
policial.
El estado policial, sin embargo, posee "límites
fluidos" con respecto a quién espiar, a quién arrestar y cuando -dependi
endo en cualquier situación que genere sospechas o deseos de ejercitar
el poder o de complacer a sus superiores en un momento dado.
La
clave de las operaciones del estado policial en EE.UU. en el siglo XXI
es la represión de los ciudadanos prodemocráticos y la anulación de
cualquier movimiento de masas sin que ello afecte el sistema electoral ,
que provee el teatro político y la legitimidad. Los límites del estado
policial sirven para garantizar que los ciudadanos tendrán solamente la
opción de votar por dos partidos a favor del estado policial , por
legisladores y ejecutivos, sin tener en cuenta el accionar, las c
ondiciones ni las reivindicaciones de las víctimas, los críticos y los
activistas del núcleo, del círculo interior y del exterior. Las
frecuentes redadas, los duros castigos públicos "ejempla res" y la
estigmatización proveniente de los medios de comunicación masivos
transmiten un mensaje a la masa pasiva de votantes y de no-votantes que
las víctimas de la represión "deben haber hecho algo equivocado" para
ser objeto de la represión.
La clave de la estrategia del estado
policial es evitar que los críticos tengan una base de apoyo masiva,
legitimidad popular o aceptación pública. El estado y los medios baten
el tambor constante del mensaje de que las "causas" de los activistas no
son nuestras causas (estadounidenses, patriotas); que las actividades
democráticas de ellos impiden nuestras actividades electorales; que sus
vidas, posturas y experiencias no se conectan con nuestras asociaciones
laborales, barriales, deportivas, religiosas y cívicas. El grado en el
que el estado policial ha "cercado" a los círculos de activistas
democráticos les ha permitido tener las manos libres para profundizar y
extender las fronteras del estado autoritario. El grado en que el
pensamiento y la presencia del estado policial ha penetrado la
conciencia de las masas de la población de EE.UU. les ha permitido crear
una barrera poderosa para s eparar el descontento privado d el accionar
público.
Hipótesis de la complicidad y permisividad de las masas con el estado policial
Si el estado policial es el factor dominante de la vida política de
EE.UU., ¿por qué no es el factor central de preocupación de los
ciudadanos? ¿Por qué no hay movimientos populares democráticos? ¿Cómo es
que el estado policial ha tenido tanto éxito en "cercar" a los
activistas con respecto a la vasta mayoría de ciudadanos? Después de
todo, otros países en otras épocas se enfrentaron a regímenes incluso
más represivos y sin embargo los ciudadanos se rebelaron. En el pasado, a
pesar de la llamada "amenaza soviética", emergieron movimientos
democráticos en EE.UU. e incluso hicieron retroceder a un estado
policial en expansión . ¿Por qué hoy la invocación de una "amenaza
islámica terrorista" externa parece desarticular a los ciudadanos?
No existe una explicación simple sobre la pasividad de los ciudadanos
de EE.UU. frente al avance omnipotente del estado policial. Los motivos
son complejos y cambiantes , y resulta adecuado examinarlos en detalle.
Una explicación de la pasividad es que precisamente el poder y
omnipresencia d el estado policial han generado un profundo miedo,
especialmente entre las personas con obligaciones familiares,
vulnerabilidad laboral y un grado de compromiso moderado con las
libertades democráticas. Este grupo de ciudadanos es conciente de casos
en los que el poder policial afectó a ciudadanos que estaban
involucrados en actividades de crítica, que perdieron sus empleos y
sufrieron otras pérdidas, y no están dispuestos a sacrificar su
seguridad y el bienestar de sus familias por lo que visualizan como una
"causa perdida" -un movimiento que carece de una base popular sólida y
que tiene muy poco apoyo institucional. Este sector solamente expresó su
apoyo transitorio cuando la protesta contra el rescate de Wall Street y
el movimiento "Ocupar Wall Street " contra el "1%" alcanzaron su pico .
Pero cuando desde la presidencia se consumó el rescate de los bancos y
el estado policial aplastó al movimiento "Ocupar", el miedo y la cautela
llevaron a muchos simpatizantes a retirarse tímidamente de regreso a la
pasividad.
La segunda razón de la "permisividad" entre una
parte sustancial del público se d ebe a que este tiende a apoyar a l
estado policial, debido a su postura de aceptación de la ideología
antiterrorista y a un virulento racismo antiárabe y antiislámico,
alimentado en gran parte por los influyentes sectores generadores de o
pinión a favor de Israel. El miedo y el desprecio de los musulmanes,
cultivado por el estado policial y los medios de comunicación masivos,
fue un eje central del mensaje de la etapa posterior al 11 de septiembre
difundido por el Departamento de Seguridad Nacional ( Homeland Security
-HS) y las guerras seriales de Israel contra sus adversarios, i
ncluyendo Irak, Líbano, Libia, ahora Siria, y los planes contra Irán. El
apoyo activo al estado policial alcanzó el punto más alto durante los
cinco años posteriores al 11 de septiembre y luego disminuyó con la
crisis económica generada por Wall St ., el aumento del desempleo y los
fracasos de las políticas gubernamentales que incrementaron las
preocupaciones sobre el futuro económico del estado policial. Aún así,
al menos un tercio del electorado conti núa apoyando al estado policial,
independientemente de que lo juzguen "correcto o equivocado". Creen
firmemente que el estado policial les garantiza su "seguridad", que los
sospechosos, los detenidos y los que están siendo vigilados "deben haber
hecho algo ilegal". Los partidarios más fervorosos del estado policial
se hallan entre los grupos antiinmigrantes que defienden las redadas
masivas, las deportaciones en masa y el incremento del poder policial a
expensas de las garantías constitucionales.
La tercer a razón
posible para la permisividad frente al estado policial es la ignorancia :
millones de ciudadanos de EE.UU. no tienen una idea clara del tamaño,
del alcance ni de las actividades del estado policial. Su actitud
práctica los lleva a pensar que "si yo no fui afectado, no debe
existir". Imbuidos en la vida cotidiana, ganándose la vida, disfrutando
del tiempo libre, de los entretenimientos, deportes, familia, vecindario
y solamente preocupado s por el presupuesto familiar... Esta masa está
tan imbuida en su micro-mundo personal que considera a los temas
macro-económicos y políticos -generados por el estado policial- como
"distantes", fuera de su órbita de interés y de su experiencia. "No
tengo tiempo", "No sé lo suficiente", "Tod o es 'político' "... El
extendido apoliticismo del público estadounidense es un factor en la
actitud de ignorar a l monstruo que creció en su seno .
Paradójicamente, mientras que ha crecido la preocupación y el
descontento pasi vo con respecto a la economía, han disminuido tanto el
apoyo como la oposición al estado policial. En otras palabras el estado
policial florece mientras que el descontento popular se enfoca cada vez
más en las instituciones económicas estatales y sociales. Muy pocos,
casi ninguno, de los líderes políticos contemporáneos educan a su
electorado haciendo la conexión entre el avance del estado policial, las
guerras imperiales y Wall Street con los temas económicos cotidianos
que afectan a la ciudadanía. La fragmentación de los temas, la
separación de lo económico y lo político y el divorcio entre las
preocupaciones políticas y las individuales, permiten que el estado
policial permanezca "arriba y por encima" de la conciencia popular, de
sus preocupaciones y actividades.
El miedo propagado desde el
estado , que bat e los tambores de la guerra a favor del estado policial
es amplificado y popularizado por los medios comerciales diariamente ,
mediante las "noticias" de propaganda, los programas de detectives
"antiterroristas", varias décadas de cine de Hollywood antiárabe,
películas con fobia s hacia todo lo que sea musulmán. Ha tenido mucho
éxito la manera en la que los medios de comunicación masivos representan
las violaciones de los derechos democráticos c ometidas por el estado
policial: son normales y necesarias en un medio infiltrado por
terroristas musulmanes , en el que los "liberales" irresponsables
(defensores del debido proceso y de los Derechos del Hombre) son una
amenaza para la seguridad nacional.
Ideológicamente, el estado
policial se asienta sobre la base de que la mayoría silenciosa
identifique los poderes policiales con la "seguridad nacional", aun
cuando esto cre e una profunda inseguridad en una minoría activa y
crítica. La identificación beneficiosa de la "nación" y la "bandera" con
el aparato del estado policial es especialmente notoria durante los
espectáculos masivos, en los que el rock y los deportes mezclan el
entretenimiento de masas con solemnes juramentos de respeto al estado
policial con llamativas mujeres jóvenes cantan do el himno nacional con
gran histrionismo ante estruendosos aplausos. Los "guerreros" heridos y
los soldados rígidos en sus uniformes de gala hacen la venia de saludo a
enormes banderas, mientras que se difunde el mensaje de que el estado
policial complementa internamente la labor de nuestros "hombres y
mujeres en uniforme" en el exterior. El estado policial es presentado
como una extensión patriótica de las guerras externas , y como tal,
exige una restricción "necesaria" de la oposición, de la crítica y de
cualquier defensa del derecho a la libertad por parte de los ciudadanos .
Conclusión: ¿Qué hacer?
El avance del estado
policial se ha beneficiado enormemente con la falsa despolitización
bipartidaria de la legislación represiva, y con la fragmentación entre
las luchas socio-económicas y el disenso democrático. Los movimientos
contra la guerra de principios de la década del 90 y del 2001-2003
fueron desgastados (vendidos) por la de serción de los líderes que se
pusieron al servicio de la maquinaria del Partido Demócrata y de la
agenda electoral. El masivo movimiento de los inmigrantes fue cop ado
por los oportunistas méxico - americanos del Partido Demócrata liderado
por el Presidente Obama , quien incrementó la represión del estado
policial contra los inmigrantes, deportando a millones de trabajadores
latinos y sus familias.
La experiencia histórica nos enseña que
un lucha exitosa contra un estado policial emergente depende de la unión
entre las luchas socio-económicas que representen a los ciudadanos
masivamente y los movimientos democráticos, pro -derechos civiles de las
clases medias. La profundización de la crisis económica, los recortes
salvajes en las condiciones de vida y de trabajo y la lucha para salvar
los programas sociales "sagrados" (Seguro Social y Medicare) tienen que
estar ligada a la expansión del estado policial. Un movimiento masivo
por la justicia social, que una a los miles de activistas de Wall Street
, los millones pro -Medicare, Seguro Social y Medicaid con los cientos
de miles de trabajadores inmigrantes se enfrentará inevitablemente con
el inflado estado policial. La libertad es esencial en la lucha por la
justicia social y la lucha masiva por la justicia social e s lo único
que hará retroceder a l estado policial. La esperanza es tá depositada
en que el sufrimiento económico de las masas prend a la chispa de la
actividad, la que a su vez, desp ierte la conciencia sobre el peligroso
crecimiento del estado policial. Un entendimiento masivo de esta
conexión será esencial para cualquier avance del movimiento por la
democracia y el bienestar popular en EE.UU. y por la paz en el exterior.